QUIEN TE A VISTO Y QUIEN TE VE: Var o no Var, esa es la cuestión

Mientras por aquí seguimos aguardando con mesurada expectativa los acontecimientos que permitan en este 2021 la eventualidad de poder re encontrarnos medianamente con normalidad con nuestro fútbol doméstico después de que el año pasado amenazado de Covid como en la mayoría del país debió faltar con aviso, la espera permite tomarnos el tiempo para despuntar algunas reflexiones balompedísticas. Sin llegar a profundizar en lo que indican determinadas investigaciones antropológicas detectando entre remotas comunidades indígenas un juego que tendría alguna aproximación al fútbol, situándonos más acá en el tiempo, más precisamente en la Inglaterra de 1863, época registrada como en la que se formalizó como deporte dando a los ingleses el grado de haber sido sus inventores, entre que se hacía al andar camino a transformarse en el más popular, se fueron afinando sus primigenias rudimentarias reglas. Desde lo técnico-táctico pasando por la indumentaria, desde aquellas primitivas mínimas reglas pasadas cada tanto por la pulidora con agregados y enmiendas, desde el amateurismo hasta el alevoso profesionalismo alguno lindante con la obsceno, diversas han sido las variantes, algunas acertadas y otras no tanto, que dan para más de un artículo. La idea original era iniciar esta serie de artículos por otra punta pero el advenimiento de uno de los más recientes revolucionarios y polémicos cambios volviendo a revolotear en el campeonato uruguayo nos hizo cambiar el rumbo. Para aquellos ingleses que por primera vez corrieron atrás de una pelota con el objetivo de meterla dentro de un arco, en acciones poco menos que de guerra, era inimaginable que por obra y gracia de la tecnología a ese juego cuya práctica sin mayores contemplaciones a más de uno hasta le llegó a costar la vida, se le habría de incorporar un mecanismo aplicado a la finalidad de que los partidos se desarrollen con más justicia reglamentaria, aunque repetidamente esta argumentación ha quedado desairada por los hechos, detalle este que ahora no viene al caso. Por supuesto que a nadie le pasa inadvertido que hacemos referencia al VAR (Sigla en inglés de Video Assistant Referee, cuya traducción al español significa Asistencia al Árbitro por Video). Como todo futbolero sabe este método todavía no se ha generalizado especialmente por razones económicas. Por lo tanto puede decirse que el fútbol en el mundo se haya en una etapa de reglamentos paralelos: El fútbol con VAR y el fútbol sin VAR. Por fuera de la FIFA y las Confederaciones continentales que lo aplican en todas sus competencias, en Asociaciones y/o Federaciones el uso todavía es irregular. Y en referencia al uso irregular hay que reconocer que la AUF es pionera. Si ya pudo resultar inaudita la inclusión que hizo del VAR en la final del campeonato uruguayo 2019 no hay calificativo que quepa para lo anunciado por el mismo presidente asosiacianista Ignacio Alonso de incluir el uso del VAR en algunos partidos del Clausura y definiciones correspondientes a la temporada 2020, actualmente en juego debido a las interrupciones motivadas por la pandemia. Si esto se concreta y porque de alguna manera hay que conceptuarlo, resulta extravagante o absurda. Parafraseando al afirmativo “Ser o no ser esa es la cuestión” del príncipe Hamlet, aquí bien vendría la interrogante a la idea de Alonso: VAR o no VAR, ¿cuál es la razón? Sin entrar a juzgar cuanto de realmente es justo el VAR -no deja de ser una herramienta supeditada a decisiones humanas- mucho menos justo es lo proyectado por la AUF. Descabezado es emplearlo cuando ya se ha jugado un tres cuarto de campeonato – por más que se divida en Apertura, Intermedio y Clausura, los tres son parte del campeonato uruguayo, ya con ocho fechas jugadas del Clausura- y más desacertado e injusto, contraviniendo la supuesta intención de ampliar la justicia, es usarlo sólo en algunos partidos. En conclusión, este proceder vernáculo escapa a toda comparación. Se sale de que el fútbol en el mundo se haya en una etapa de reglamentos paralelos. Rompiendo todos los esquemas presuntivos se transformaría en otra “hazaña” celeste: Un mismo campeonato con dos reglamentos paralelos. Si Robert Ripley viviera estaría preparándose a dos manos para incluirlo entre sus famosas curiosidades. ¡Aunque usted no lo crea!, tal cual como diría Ripley. Alfredo Zaldúa (G.I.E.F.I.)

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