Sebastián Pastorino: ¡QUÉ RICOS QUE ÉRAMOS!

Por Sebastián Pastorino (Futbolflorida) Más de un año atrás nos cambió la vida. Visto en perspectiva y contextualizándolo en época de pandemia, este tiempo que pasó realzó hechos habituales por los que hoy daríamos una fortuna y que en condiciones normales pasaban inadvertidos por la cotidianeidad. ¿Qué es esa manera tan pasiva de asumirnos caídos y entregados sin siquiera resistirnos a esta desgracia? El partido no ha terminado, no lo demos por perdido… RAÚL Y COCO Raúl anda en sus setenta años y ya va para dos que no puede encontrarse con uno de sus amores, el que le da más satisfacciones. Solo en su casa pues no tiene más familia que su perro «Coco», añora el ritual de los domingos cuando el almuerzo ya era el preámbulo del fútbol de la tarde cuando iba a ver a su querido Las Delicias. También las Marías, las Sonias y las Normas, y todas las damas que a la par de los hombres sucumben al placer futbolero de los sábados y los domingos, un fin de semana tras otro. JULIO, CACHO, LUIS Y MUCHOS MÁS La realidad de Raúl no es única. Encerrados por las sierras minuanas y también por la situación sanitaria del país están Julio, Cacho, Luis y Mario, que extrañan estar agarrados del alambrado al costado de una cancha cualquiera acompañando a Lito, Estación, Olimpia y Granjeros; pero también Ricardo, Martín, José y Antonio, que desean volver a sufrir y gozar con Lavalleja, Barrio Olímpico, Nacional y Sportivo Minas. Y así como ellos también las Marías, las Sonias y las Normas, y todas las damas que a la par de los hombres sucumben al placer futbolero de los sábados y los domingos, un fin de semana tras otro. HACHAZO EN EL CORAZÓN La sensación que deja la ausencia de la pelota corriendo por el pasto de nuestros terrenos de juego, es como un hachazo en el corazón. Y no es fácil, y mucho menos grato, convivir con esa realidad. ¿La «nueva normalidad»? ¿Qué es esa manera tan pasiva de asumirnos caídos y entregados sin siquiera resistirnos a esta desgracia? El partido no ha terminado, no lo demos por perdido… UN AÑO Y MEDIO DE ANGUSTIA Hace un año y medio casi que nos falta ese nexo sociocultural primero y deportivo después (¡sí señor, así es el fútbol en el interior!), que nos construye como cohabitantes de un mismo sitio. Ese deporte tan maravilloso que además de la connotación que tiene por sí mismo también obra como sello de pertenencia, como la marca en el orillo, como la denominación de origen que edifica lo colectivo y lo proyecta. ¿O me va a decir que el fútbol no es uno de los elementos que le dan identidad a nuestras sociedades comarcales? La sensación que deja la ausencia de la pelota corriendo por el pasto de nuestros terrenos de juego, es como un hachazo en el corazón LOS HINCHAS Y AMIGOS Lo que se extraña y añora es el fútbol y sus personajes. Los jugadores y los técnicos, los dirigentes y los allegados, los colaboradores incansables y en apariencia invisibles que a través de la mención en estas líneas humildemente queremos reconocer, los hinchas y esa mezcla previa de ansiedad por un partido a jugarse y la camaradería que se expresa con el saludo al ocasional parcial adversario (pero amigo al fin) y su charla compartiendo el momento acodados en la barra de alguna cantina o apoyados sobre un poste del tejido. ¡Cuánto teníamos y no nos dábamos cuenta! ¡Qué ricos que éramos con tan poco… o mucho…, y no lo sabíamos! NOS FALTA MÁS QUE EL FÚTBOL En lo que nos compete vaya si nos falta el sonido que se mezcla en la zona de las cabinas cuando más de una radio está haciendo su transmisión. Esa «música» enredada por muchas voces, y embriagadora para los oídos de quienes nos apasionamos con ello, que surgen en la procura de «jugar nuestro partido» como difusores de lo que allí está pasando… porque el fútbol del interior también es eso y es el hincha que se quedó en su casa pero sigue a su equipo por la radio. Queremos reconocer, los hinchas y esa mezcla previa de ansiedad por un partido a jugarse y la camaradería que se expresa con el saludo al ocasional parcial adversario VOLVEREMOS A TENERLO ¡Cuánto teníamos y no nos dábamos cuenta! ¡Qué ricos que éramos con tan poco… o mucho…, y no lo sabíamos! ¿A dónde fue a parar todo eso? ¿Lo recuperaremos algún día? ¡Hay que pensar que volveremos a tenerlo!

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