Martha Oguez: Carta a la madre ausente

Perdimos a papá muy pronto y las dos lo sufrimos desde nuestro lugar de hija y esposa. Creo que la pena nos unió a pesar de la distancia física.

Tú quedaste sola. Yo ya tenía hijos y mucho, mucho trabajo. Aun así, pude acompañarte a cumplir lo que deseabas, vender la casa, comprar un apartamento para siempre en Malvín. Todo eso lo hicimos juntas. Tu nuevo hogar quedó hermoso, segundo piso y con el frente hacia Avenida Italia. Soleado con terrazas al frente y fondo.

Pienso ahora que cumplimos con papá; él quería siempre lo mejor para ti.

Autonomía, independencia y buenos libros. Ese período de nuestras vidas fue el que más nos unió. Fuimos madre e hija. Tu carácter fuerte y forma de pensar nos alejaba en ocasiones, pero finalmente volvíamos a pensar juntas y decidir.

Después de años aceptaste vivir en casa y mudarte a Florida. Una bisabuela feliz.

“Voy a morir en familia” decías, y así pasó, después de cinco años y cuando ya te acercabas a los cien años.

Ahora papá y tú están juntos para siempre, muy cerca de mí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *