Nilda Igarza: Fragmento de vestiduras de paz y guerra

Un gallo recita su alabanza matutina, otra es a las tres de la tarde.

Para ir agradeciendo al nobel día con misericordia: dulce y divina,

madruga cantando sus salmos, plenitud de luz prometiendo dicha;   

Al candor del sol persigna su fervorosa pasión, redentora, de vida.

A su canto he hecho zarzo esperanzado, aferrada al crisol bíblico

del rosario peregrino, para entibiar las suplicas al Sagrado Cristo:

Que la sangre derramada en guerra, de alivio a quien sea herido;

En manto coronado envuelvan el llanto a los cuerpos sucumbidos

Benditos: en camino se engrandece la Patria delegada a sus hijos

Augurios de paz, bautismo erigen a un destino de amor concebido.

Hermanen amigos; destruyan toda arma, no aprieten más gatillos.

Háganse concilios que anulen las guerras, se entiendan derechos

a vivir en Tierra de nuestro Planeta, como ser humano distinguido.

Que sea la Paz tan Embajadora como redentora sea su grandeza, 

mantengan las palmas hacia arriba, tan elevadas como se pueda;

Y pidan los labios con llave maestra, que anuncien las trompetas:

Tan fuerte el milagro, al fin de la terrible guerra de tantas miserias.

Que cada país tenga su riqueza, sin interponer con competencias;

Igual se comparta cuando cosecha la naturaleza sus ecosistemas.

Todas las especies saludablemente oxigenen identidad verdadera.  

Que la vida es grata, devuelve afable cuando afable hace siembra.

Pero ahora, quien sostendrá el expiro de alguien que un alma deja.

No inventen lo que trae querellas que panza de hambre no llenan.

Sin pan, sin agua, no sostiene la saliva amasar, dureza a penas.

¡Piedad! Socorran…la braza candente, odio, miradas sin treguas;

A estos ojos llegan lanzas que calan, desgarran la voz a garganta

Hasta la inocencia va arrastrada, con deseos de venganza aliada

Yacen en tierra: una madre inerte, su hijo toca la mano del padre

al filo de un viaje sin vuelta; a nadie le interesa, hasta donde era.

 Solo a la maleta que permaneció, como una tumba improvisada

guareciendo a granada aun no detonada. Ya está, quedó la foto

para un recordatorio: ayer feliz, recién sin piedad…adormecidos.

Despierten, ha sido un sueño; están angelitos poniendo estrellas

a pulpito del cielo, predicando ya parar, con las gracias de la paz

No son truenos, es balacera en tímpanos con memoria a fiestas;

Es el grito desgarrador de casco juvenil que sus edades tiembla.

Aquí voy, pisando las entrañas del dolor; Inspirando algún aliento:

dignifiquen a la vida, con citaras de amor, denle al Planeta unción

Ya son las tres de la tarde…

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