Nora García: Sobrevivencia

Son las 4 de la tarde y la tengo sentada al otro lado de mi escritorio, angustiada, apenada y con una enorme sensación de impotencia porque otra vez ha sido injustamente tratada por su jefa, que la amenaza con que nunca va a poder ascender y la expone ante todos sus compañeros. Viene a buscar mi ayuda Es entonces cuando recurro a contarle aquella historia de la que me tocó ser parte y que nunca olvidé.

«Te voy a contar una historia. Éramos unos 200 alumnos aquella mañana en la clase de aquel exquisito docente que todos admirábamos. Disfrutábamos aprendiendo. Mientras daba la clase se proyectaban imágenes sobre la pantalla que complementaban gráficamente su lección.

De pronto, la enorme puerta se abrió bruscamente con gran estruendo y entró con prepotencia aquella mujer que todos conocíamos como la jefa de la Cátedra. No medió palabra, no saludó, no miró a nadie, se dirigió al proyector, tiró del cable con fuerza y lo arrancó de la pared, tomó el proyector debajo de su brazo, se dio media vuelta y se fue con otro tremendo portazo. Nuestro profesor la siguió con la mirada y luego se volvió hacia nosotros. Nos embargó un sentimiento de impotencia ante tamaña acción y solidaridad hacia nuestro querido profesor.

Muy sabio este se dio cuenta de los que nos estaba pasando y entonces nos consoló de esta manera con esta historia que nunca olvidaré: «Muchachos, en la tierra al mismo tiempo que esos grandes animales que fueron los dinosaurios, aparecieron las cucarachas. Pasó el tiempo, la Tierra se oscureció y se enfrió, la vegetación desapareció y esos grandes animales desaparecieron, pero las cucarachas están aún entre nosotros. A veces en la vida para sobrevivir hay que ser cucaracha». Me había escuchado muy atenta. Ahora estaba calma, y se fue agradecida.

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