En todos los tiempos, hubo gente, también dioses y semidioses, que lucían por su velocidad y lo demostraban en raudas carreras.
Dicen en la mitología griega, que Hérmes, era el Dios de la velocidad, y que tenía muchos otros dones, como por ejemplo control sobre la magia y la materia.
No olvidemos a Aquiles” el de los pies ligeros”, héroe legendário de “La Ilíada” de Homero, el hijo de Peleo y la ninfa Tetis, que lo sumergió en la Laguna Estigia, tomándolo por los talones, para darle inmortalidad.
Repasando la obra, recordará que Aquiles era invencible, salvo por su punto débil, el talón.
Humanos veloces, también hay, basta recordar a Carl Lewis, “ el hijo del viento” o a Usain Bolt, que fueron reyes de la velocidad en carrera libre de 100 metros llanos.
En mi pueblo, estaba Carlitos, el de las carreras. Carlitos siempre andaba apurado.
Iba a todos lados a paso redoblado.
Desde chiquito se lo veía con su andar ligero, con las rodillas a la altura de la mandíbula, cuando hacia los mandados a cualquier lugar donde lo enviaran. Era muy bueno para hacer encargos
Para él, solo era cuestión de esperar la órden, sea de quién se lo solicitase. De grande, también parecía que poseía poderes especiales sobre la materia, pero ajena, no como Hérmes.
En materia de usufructuar de dineros y cosas que no le pertenecían, tenia como un imán. Manoteaba y salía a la carrera.
Como estaba acomodado con algunos corruptos, que hacían la vista gorda a sus fechorías, no lo detenían y ni pasaba por el juzgado.
Todo el pueblo sabía de sus malos pasos, pero nadie hacía nada.
En determinado momento se puso a militar en política y llegó a ascender con pasmosa velocidad, siempre a la carrera
Desde su cargo, señalaba y acusaba de corruptos a todo aquellos que se le opusieron.
Hasta tenía el tupè de pedirles que dejaran sus cargos y si tenían fueros que los abandonáran.
De corrupciones y actos delictivos, se sentía un especialista.
Pero el también tenía su “Talón de Aquiles”.
Es como un karma aquello de que el que anda en malos pasos, sea entregado por los que son
de su mismo “palo” político.
La inexorable ley del ex, dijera un comentarista deportivo.
Y uno abrió la boca.
Parece que Carlitos pegó un gritó y salio a la carrera, a buscar abogados.
Dicen los veteranos, que es más ligero que el pingo “Yatasto”.
Queres ver carreras, míralo a Carlitos.