El país está sumido en una crisis hídrica sin precedentes, con esto no descubro la pólvora.
Los niveles de ríos y represas están al límite y la distribución del agua potable se ha transformado en un verdadero dolor de cabeza.
En los comercios se disparó la venta de agua embotellada y empezó a verse faltantes del líquido elemento.
Para tratar de paliar la situación las autoridades de OSE, han elevado la cantidad de sodio ante la mezcla de diferentes fuentes hídricas, a efectos de proteger nuestras salud.
La Sra Ministra Rando, nos advierte acerca de los cuidados que hay que tener en el caso de hipertensos, soy uno de miles de ellos.
Pero la cuestión es que realmente, las medidas tomadas han bajado notoriamente la calidad, y aquello de que el agua debe ser ,incolora, inodora e insípida, pasó al olvido.
Sin filtros se la ve turbia, huele a hipoclorito, y sabe salada.
Pero que esto está salado, esta salado, decía doña María, la curandera de mi pueblo y se persignaba.
Pero no me refiero sólo por el líquido elemento, si no por todo el aprovechamiento político que se hacen de tal situación por parte de los clásicos gusanitos.
Yo estaba convencido que ser presidente de un país, no implicaba ser el Dios de la lluvia cual Tláloc, deidad de la lluvia, en la cultura Maya, pero parece que debía incluirlo en el currículum, pero evidentemente los hechos y la oposición ha demostrado que no posee el título.
Habrá que ver porque no lo hizo, en cualquier momento sale investigadora.
Ha quedado demostrado que la Sra. Montaner, vicepresidente de OSE, tampoco es “Chalchiuhtlicue”, que era considerada la diosa del agua, de los lagos, los ríos, los mares.
Desconozco si hay diosa de “bebida refrescante de sabor cola”, sepan disculparme, pero esa investigación ya esta en marcha, la realizará la bancada opositora.
Con esta situación perdemos todos , a excepción de los productores de agua mineral embotellada.
Salus, Sirte, Acqua vitae y otras, de para bienes.
Estaría bueno que las autoridades piensen y ejecuten alguna idea para, ayudar en el gasto extra de toda la población con algún descuento y congelamiento de precios para evitar futuros y posibles abusos.
De no suceder, ya me imagino a las organizaciones sociales experientes en convocatorias, a realizar la danza de la lluvia, indígena o celta, alrededor del Obelisco de los Constituyentes, vestidos con taparrabos, caras pintadas y maracas incluidas, girando, bailando en zigzag y aullando alguna consigna que poco tenga que ver con la lluvia.
Se aceptarán cantos a favor de Cuba, Maduro, Kim Jon-un y por la devolución del salón del IAVA