Escritores Floridenses: «Dos vidas» – Nora García

Desde que Fernando comenzó con los primeros síntomas van casi diez meses. Tenía 8 años y ahora ya cumplió 9. Todas las cosas vividas desde sus primeros síntomas han sido como una pesadilla interminable para nosotros, aunque pienso que más para mí, sí “la madre es la madre” y ahora mucho más.
Todavía no he cumplido 50 años, pero creo que me he envejecido tanto en estos meses, que me miro al espejo y no me reconozco. ¡Y si hasta dejé de menstruar! Justo ahora, ¡no!… la pesadilla es cada vez más oscura y estoy aterrada y no puedo dejar de culparme.
Juan fue el primero al que le llamó la atención cuando Fernando comenzó a sentirse cansado para todo, pálido, sin ganas de comer y le aparecían hematomas por cualquier parte de su cuerpecito aún sin golpearse. Hasta aquel sábado en que, al secarle la cabeza, le palpé su cuello y sentí bajo mis manos esos ganglios. ¡Qué fin de semana eterno resultó esperando urgente el lunes para pedir hora con su pediatra!
Después fueron consultas y exámenes hasta llegar al hematólogo que hizo el diagnóstico. “Leucemia Linfocítica Aguda”, dijo. Era una de las posibilidades, lo sabíamos, pero cuando te lo dicen es diferente. Conocimos el nombre del monstruo. Ya parecemos doctos en la materia, leímos sobre la enfermedad, googleamos, consultamos con médicos amigos, pedimos cadenas de oración, rezamos.
Ya van tres series de quimioterapia y el monstruo está vivo…
Lo sabía que podía llegar a suceder…y sucedió. Solo queda una posibilidad terapéutica que podría derrotarlo…. al monstruo.
Ayer de mañana tuvimos consulta con el hematólogo y lo planteó. Solo un trasplante de médula ósea o de células madre de un hermano podría ser efectivo para derrotarlo.
Juan está desesperado. Pero yo ya no podré volver a ser madre y tampoco llegaríamos a tiempo. Anoche antes de intentar dormirnos, nos miramos larga y amargamente y lloramos sin consuelo. Sé que ambos pensábamos lo mismo.
Si en vez de pensar egoístamente en nuestras carreras, en nuestros sueños de realizaciones personales, de viajes, hubiéramos decidido seguir con aquel embarazo…

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