Este pasado domingo debió concluir la temporada de ciclismo, pero por segundo año consecutivo la temporada terminó temprano y nadie pedaleó en la Semana de Turismo. El ciclismo, uno de los deportes con mayor tradición, logros y arraigo popular en Uruguay, está viviendo tiempos que poco se parecen a los mejores de su historia. La Vuelta Ciclista del Uruguay, competencia marcada en el calendario de los clubes y los aficionados del deporte, debió suspender sus dos últimas ediciones debido a la pandemia. Los problemas institucionales actuales trascienden la suspensión concreta de la carrera por etapas más importante del calendario. A un deporte golpeado, la pandemia lo puso contra las cuerdas. O en una metáfora más propia, cada vez es más cuesta arriba poner un equipo a competir, que los ciclistas puedan vivir exclusivamente del deporte y poder prepararse de forma acorde al alto rendimiento. Es un repecho que no se termina más, y las piernas ya no aguantan. Como dice Jorge Bravo, uno de los más veteranos del pelotón, “en los últimos años no estamos en condiciones para poder hacerles frente a los corredores que vienen de afuera”, pero aclara que “lo que falta no es calidad de ciclistas, es organización”. DE CABOTAJE Bravo tiene 53 años y sigue pedaleando. En la reciente temporada lo hizo para el Club Ciclista Amanecer. Si hay algo que Jorge conoce de primera mano, esto es un ciclismo protagonista y capaz de ser competitivo en la región. “En los 90 corríamos en Brasil, Argentina o Colombia”, recuerda. Sin embargo, ahora los uruguayos corren sólo entre uruguayos y, una vez por año, reciben a equipos extranjeros en la Vuelta Ciclista, competencia que está dentro del calendario de la Unión Ciclista Internacional. “Yo me entreno para ganarte a vos y vos entrenás para ganarme a mí, entonces ya sabemos cuál va a estar mejor, quiénes son los de punta, y estamos en ese círculo en que corremos entre nosotros”, ejemplifica. Lejos de poder pensar en competir en el exterior, los clubes batallan mes a mes para hacer frente a los costos de sostener económicamente una temporada en territorio nacional. Bravo llamó la atención sobre la geografía actual del ciclismo. Se ha trasladado al interior, ya que la mayoría de los clubes en competencia no son de Montevideo. En ese contexto, a un equipo los traslados para competir le significan gastos de entre 70.000 y 100.000 pesos al mes. Las diferencias oscilan según las estructuras que se propongan movilizar y el nivel de atención que brinden a sus ciclistas. Eddy Mansulino, dirigente del San Antonio de Florida, confirma estas estimaciones, sin olvidar que el presupuesto se engrosa bastante más con los sueldos de los ciclistas. En el club floridense lo solventan a través de patrocinadores y actividades en la comunidad, como venta de asado con cuero y tortas fritas. En la temporada pasada fueron nueve los equipos profesionales o semiprofesionales que llegaron a correr Rutas de América, en la semana de carnaval de 2020. Al inicio de la temporada 2021 había también nueve equipos que se armaron para pedalear en condiciones de profesionalismo o semiprofesionalismo. Finalmente, a 2021 llegaron siete equipos de este tipo, tras las bajas de San Antonio de Florida y Alas Rojas de Santa Lucía. Mansulino explica la situación del club floridense: “Se conversó mucho en directiva, se les dijo a los ciclistas que se les pagaba hasta diciembre inclusive y que se los dejaba libres para este año”. Según cuenta, la mayoría de los deportistas propuso seguir corriendo sin cobrar. “En este caso decidimos que no, porque tampoco podíamos afrontar los gastos operativos, y frente a esa situación algunos se ofrecieron a colaborar con los costos”, recordó. El club no aceptó esas condiciones. No sólo no pagar, sino cobrar a los ciclistas por correr, no era la forma en la que querían competir, “y decidimos terminar la temporada ahí”. Si bien hubo carreras en los últimos meses de 2020, la temporada actual comenzó en enero de 2021 y se propone seguir hasta diciembre de este año. En estos primeros meses, “se terminó corriendo muy poco, en malas condiciones, y se suspendieron las carreras más importantes del año, por eso estamos convencidos de que [no competir] fue lo mejor que pudimos haber hecho”, comentó Mansulino. El cambio de inicio en la temporada responde a un intento de la Federación Ciclista Uruguaya (FCU) de acompasar el calendario local con el internacional. Una temporada de enero a diciembre, con un período de pases a principio de año, complica incluso más el panorama para los equipos uruguayos, que en su mayoría no están en condiciones de pagar sueldos durante 12 meses. “Yo lo veo muy muy difícil”, sentencia Bravo. “En invierno es muy difícil que los ciclistas puedan seguir entrenando, porque los clubes no pueden seguir sosteniendo un equipo durante todo el invierno por el tema de [falta de] patrocinadores”. La suspensión de las competencias más importantes del calendario poco colabora con este panorama. El próximo paso en el calendario de este año debería ser el Challenge Caminos del Sol, en Cerro Largo, Treinta y Tres, Lavalleja, Maldonado y Rocha. Esta competencia iba a sustituir a la Vuelta Ciclista en Turismo, pero fue pospuesta. Las fechas tentativas, si la pandemia lo permite, son en mayo o en agosto. Sin embargo, no hay ninguna otra competencia prevista hasta entonces. LA ENCRUCIJADA La crisis en la que ya estaba el ciclismo uruguayo se acentuó, en eso coinciden los distintos actores. El camino por delante es empedrado y los próximos meses serán importantes para conocer qué futuro espera en el mediano plazo. “El ciclismo va a seguir existiendo porque ciclistas hay, te cruzas con pelotones en la ruta continuamente”, remarca Bravo. La interrogante, según él, “es qué tipo de ciclismo querés”. Competencias en las que se anoten ciclistas que paguen por sus propias licencias, viajes y costos de competencia es factible organizar. Pero “si vos querés un ciclismo competitivo, medianamente profesional, en que llegues a una Vuelta del Uruguay y puedas luchar con equipos extranjeros de igual a igual para poder ganar una prueba por etapas, de esa manera no lo vas a lograr”, asegura el ciclista del Amanecer. En su opinión, una reestructura dirigencial muy profunda es lo que se impone. “Tenemos que, entre todos, ponernos a pensar de qué manera queremos seguir con el ciclismo y cómo, porque así como está es imposible que vuelva a tener el protagonismo que tuvo en los 90”, reconoce. Los problemas, según él, son de “estructura e infraestructura”, empezando por que los clubes “viven todos de la publicidad” y en tiempos en los que la economía no crece, “lo primero que recortan las empresas son los aportes al ciclismo”. COME PIERNAS En cuanto a los trabajadores del pedal, los ciclistas, actualmente están viendo seriamente comprometidas sus fuentes de ingresos. Con sueldos de entre 10.000 y 40.000 pesos, no llegan a 40 los profesionales de este deporte. “Habrá diez que son los que más cobran, y para el ciclista que no cobra no hay compensación, tiene que ir a trabajar”, dice Bravo, que está involucrado en la Mutual de Ciclistas Profesionales y asegura que son contados con los dedos de una mano los que viven solamente del deporte. En un marco laboral poco auspicioso, con compromisos salariales que no se han cumplido por falta de recursos de los clubes, el colectivo de ciclistas tampoco está en su momento más fuerte para negociar y reclamar condiciones mínimas. “La mutual sigue existiendo, pero no con la fuerza que tuvo hace tres o cuatro años”, reconoce Bravo. “Se ha ido desvirtuando, y a medida que se ha ido deshilachando el ciclismo a nivel institucional, de clubes y federaciones, también nosotros nos hemos ido cansando y hemos ido aflojando un poco”, comenta con respecto a los referentes. Recuerda que durante la administración anterior, con Federico Moreira como presidente de la FCU, primero encontraron una resistencia importante y luego, ya finalizando la gestión, un mejor diálogo: “Demostramos que no veníamos a querer romper ni trancar el ciclismo, sino a colaborar con su crecimiento”. Ahora Bravo asegura que “la parte dirigencial” ya no los tiene en cuenta y que los ciclistas, incluido él, han ido aflojando. Pese a eso, afirma: “Estamos ahí, si el ciclismo empieza a remontar entre todos, nosotros podemos dar una gran mano. Es importante que trabajemos entre todos para sacarlo adelante. Hay que ver quién se quiere mojar las patas en ese sentido”. Fuente: L. D.