El picudo rojo amenaza los palmares uruguayos y ya llegó a ocho departamentos

El insecto invasor sigue expandiéndose y la prioridad es proteger el palmar de Rocha.
Redacción Cambios

El picudo rojo, un insecto originario del sudeste asiático, se ha convertido en una de las mayores amenazas para las palmeras en Uruguay. Detectado por primera vez en 2022 en Santa Lucía, Canelones, la plaga ya se encuentra presente en ocho departamentos del país y todo indica que llegó para quedarse, según reconocen autoridades y especialistas.
El mayor foco de preocupación está en Rocha, hogar del palmar más importante de Uruguay, cuya conservación es ahora prioridad ante el avance del insecto. El picudo rojo es un coleóptero de cuerpo marrón rojizo, de entre 2 y 5 centímetros, que debe su nombre a su característico pico. La hembra utiliza ese pico para perforar la palmera y depositar sus huevos en el interior.
Sin embargo, el verdadero daño lo producen las larvas, que se alimentan de la savia y el interior del tronco hasta debilitar o matar la planta. Las larvas luego evolucionan, forman la pupa y de ahí emergen nuevos picudos, que son capaces de volar hasta 10 kilómetros en busca de otra palmera.
Uno de los problemas más críticos es que, cuando se detectan los síntomas en la planta, como el secado de las hojas superiores, en muchos casos ya es tarde para salvarla. Aún así, existen tratamientos preventivos como la endoterapia, que consiste en inyectar insecticida directamente en el tronco, aunque también se utilizan trampas químicas, como las implementadas en Maldonado, para capturar adultos y frenar su expansión.
El combate a esta plaga también enfrenta desafíos legales y administrativos. La responsabilidad de actuar depende de dónde se encuentren las palmeras: si están en espacios públicos, corresponde a las intendencias; si es en predios estatales, a los organismos públicos correspondientes; y si es en propiedad privada, es el dueño quien debe asumir los costos del tratamiento, retiro o eliminación.
Además, cortar una palmera infestada no puede hacerse sin control: existe un protocolo específico que obliga a cortar y enterrar el ejemplar para evitar que el picudo se propague desde la madera infectada.
En un recorrido realizado por investigadores y periodistas, se constató que las medidas de control en algunos puntos del país no han sido suficientes, lo que ha facilitado la expansión de la plaga. Algunas autoridades ya reconocen que será muy difícil erradicarlo por completo.
Mientras tanto, la vigilancia y el cuidado de los palmares —sobre todo en Rocha— son fundamentales para proteger un patrimonio natural que forma parte de la identidad del país.
Fuente: Instagram @unpanaporuruguay

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