El verdadero tesoro de la vida es el amor compartido

Durante el Ángelus, el Santo Padre invita a invertir en las obras de misericordia como camino hacia la plenitud
En su reflexión dominical, el Papa destacó que todo lo que somos y poseemos debe ser puesto al servicio de los demás, recordando que el amor y la generosidad son la inversión más segura que podemos hacer en la vida.
Redacción de Cambios

En el marco del rezo del Ángelus del pasado domingo, el Papa León XIV dirigió un mensaje profundo a los fieles, instándolos a considerar cuál es el verdadero tesoro de la vida y cómo deben emplear los dones que Dios les ha otorgado. Basándose en un pasaje del Evangelio de Lucas, el pontífice subrayó que los bienes materiales son sólo una parte, y que el capital más valioso que poseemos está en nuestras capacidades, tiempo, afecto y presencia, recursos que deben ser compartidos con generosidad.
“Vendan sus bienes y denlos como limosna” (Lc 12,33) fue la frase central que el Papa utilizó para ejemplificar esta invitación a no acumular para uno mismo, sino a vivir con una mirada de servicio y amor hacia el prójimo. Destacó que si no cultivamos y compartimos lo que somos y tenemos, corremos el riesgo de que ese capital vital se seque, se devalúe o sea mal utilizado, convirtiéndose en un mero objeto de consumo sin sentido.
León XIV recordó además que la vida necesita espacio, libertad y sobre todo amor para desarrollarse plenamente. En ese sentido, puso como ejemplo el camino de Cristo hacia Jerusalén y su sacrificio en la cruz, una expresión suprema de amor que debe inspirar a todos los creyentes.
El Papa también resaltó que las obras de misericordia son “el banco más seguro y rentable” donde depositar el tesoro de nuestra existencia. Citando a San Agustín, afirmó que al dar, nosotros mismos nos transformamos, y para ilustrar esta enseñanza evocó imágenes cotidianas como una madre abrazando a sus hijos o dos enamorados que encuentran en su relación una verdadera riqueza.
Finalmente, invitó a todos a mantener una vigilancia constante y sensible frente a las necesidades de quienes nos rodean, en todos los ámbitos de la vida cotidiana: la familia, la escuela, el trabajo o la parroquia. Esta actitud de atención y servicio, concluyó, es la que Jesús nos pide para ser verdaderos centinelas de misericordia y paz.
Concluyó confiando este compromiso a María, la “Estrella de la mañana”, para que guíe a cada persona en la tarea de construir un mundo más justo y solidario, alejado de divisiones y egoísmos.
Fuente: Diócesis Florida

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