Escritores Floridenses: Servando Echeverría- «Con el cuchillo del patrón»

Bien al Este virando algo hacia el Norte en las serranías del vértice del departamento se desarrollan las tres mil y pico de hectáreas de la estancia Don Roberto. Su dueño las recibió por herencia en tercera generación y, si bien no las agrandó, sí las mantuvo que ya es decir.
El personal se limitaba a tres peones y una cocinera casada con uno de ellos. El patrón, bien mandón, de mirada larga que se deslizaba por tanta tierra hasta chocar con el horizonte, daba órdenes fuertes y precisas sin muchas explicaciones, sin necesidad por ser sabidas las tareas.
Aquella tarde ingresó a la cocina donde la cocinera preparaba el amasijo. Se entusiasmó con los senos firmes y voluminosos de la esposa de su peón. Acercándose meloso le dio una palmadita en la nalga tomándola por la cintura, pero la mujer retrocedió increpándole.
Ese fue el momento del fin de la estancia Don Roberto. El peón llegaba del campo directo a la cocina, viendo la escena:
―Con mi mujer no se meta―. En pocas palabras selló el destino del patrón.
Ni más que hablar. El cuchillo destelló como un relámpago atravesando el voluminoso vientre desagarrando cuanto órgano se interpusiera.
En el juzgado penal de la capital le cayó toda la ley y, como forma de atenuar la pena, el peón, convencido de su argumento, alegó:
―Mire, doctora que yo no uso armas, el cuchillo era del patrón.

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