La comunidad de la Capilla de Fátima en el barrio Curuchet de Florida celebró la fiesta de su patrona. Por eso salieron a la calle con la imagen de la Virgen y recorrieron el barrio, rezando el Rosario y manifestando la presencia viva de la Iglesia en el espacio público. Luego celebraron la Santa Misa que presidió el Obispo, acompañado de los padres Hernando, Fernando, Santiago, Juan y Miguel, que nos visita en estos días.
En la homilía Mons. Martín recordó la Ascensión que celebramos el Domingo y el mandato de Jesús para “movernos” y salir a comunicar nuestra experiencia vital de Jesucristo, cómo cambió nuestra vida y nuestra mirada del mundo.
En el camino de seguimiento de Cristo “está María, la Virgen de Fátima, que nos sale al encuentro y nos dice cosas nuevas. Una madre en el camino no es poca cosa.” Preguntó a los presentes qué le dijimos a la Virgen, en la procesión y en la Misa. Las respuestas fueron pedirle salud, perseverancia, unidad, paz, por la familia, los hijos, por trabajo, vocaciones para la Diócesis. También para agradecer y acompañar a la Virgen. El Obispo, en diálogo con los presentes, exhortó a pedir a María en la toma de decisiones de la vida, cuando no sabemos qué hacer ni para dónde arrancar. Ella como madre también nos corrige, nos invita a arrepentirnos, a hacer penitencia, a hacer renuncias por el bien de los demás. María nos enseña a ser buenos discípulos y para eso son fundamentales el silencio, la oración, la apertura del corazón y la custodia en él de aquello que no llegamos a entender. El estilo de María, la discípula de Jesús, nos impulse en la evangelización.