GRACIAS POR LA SIEMBRA, NACIONAL

El deporte, la vida misma, está llena de ejemplos de hechos que en un principio pueden parecer mínimos o irrelevantes, pero a los que la inexorable realidad del tiempo les otorga su propia valoración. Hasta hace 27 años el Club Nacional de Fútbol era, en esencia un club respetado por su trayectoria, por ser el segundo en la línea del decanato en la capital departamental y por conquistas infraestructurales concretas como su escenario, que por un buen tiempo se dividió con el Campeones Olímpicos la mayor parte de la actividad oficial o la concesión de una sede social propia céntrica, que se iría transformando en funcional y muy cómoda. Pero las conquistas deportivas no habían acompañado esas conquistas. Apenas un par de estrellas conseguidas a comienzos de la década de los veinte del pasado siglo, una alternancia cíclica entre la A y la B y algunas campañas muy interesantes a nivel de la divisional superior que invariablemente no lograban coronarse con el título. Pero un día como hoy de 1994 un grupo de padres visionarios le dio el puntapié inicial a la idea de generar su propia mano de obra competitiva y dotarla del sentido de pertenencia, tan importante para los logros deportivos. Y lo que pareció un proyecto más, al poco tiempo comenzó a dar frutos espectaculares. Desde el Fútbol Infantil se generaron los cimientos que no solo crecían a favor de lo que se les enseñaba a los niños en las canchas en lo técnico táctico, sino (y fundamentalmente) en lo que se les inculcaba como el orgullo de defender una camiseta y una forma especial de entender el deporte.

Por pura genérica luego esas virtudes pasaron a las divisiones juveniles y luego aquellos pibes y estos jóvenes llegaron con motivaciones especiales a la primera división. Y la espera casi centenaria fue cosa del pasado, los títulos locales y grandes campañas interdepartamentales (que cerca se tuvo de la Copa ante los sanduceros hace algunos años!) pasaron a reiterarse y con un pujante fútbol femenino se completó un combo de éxitos envidiables. Seguramente el tiempo evaluará y valorará en su justa medida todo lo que tuvo que ver con estos éxitos del presente la visión de aquellos que un 25 de octubre, hace 27 años tuvieron la visión de que Nacional tuviera su Fútbol Infantil

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