Más de 60 escuelas rurales celebraron su día en Florida con una jornada llena de comunidad y compromiso
En la mañana del viernes 30 de mayo, el predio de la Asociación Rural de Florida se convirtió en punto de encuentro de niñas, niños, familias y docentes que llegaron desde todos los rincones del campo floridense para celebrar juntos el Día de la Educación Rural. En un entorno cargado de afecto, orgullo y pertenencia, más de 60 escuelas rurales se hicieron presentes con trabajos, canciones, comidas típicas y un entusiasmo contagioso que dejó en claro que, a pesar de las distancias y los desafíos, la educación rural sigue viva y comprometida con su gente.
Desde temprano, los stands se llenaron de vida: había maquetas, presentaciones de huertas escolares, muestras de arte y rincones de lectura. La intendencia de Florida participó con propuestas educativas a través del CECOED y el Programa de Huertas y Frutos Nativos, acercando a los más pequeños conceptos vinculados al cuidado del medioambiente, la gestión de riesgos y el aprovechamiento de los recursos naturales.
Durante la jornada, el intendente Guillermo López recorrió el predio, saludó a niños y docentes y compartió unas palabras alusivas al valor de la educación rural en el marco del ciclo de actividades por el Bicentenario. Destacó el compromiso de quienes sostienen día a día estos espacios, en escuelas muchas veces pequeñas, dispersas, pero profundamente arraigadas en sus comunidades.
Quien también estuvo presente fue el inspector departamental de Primaria, José Miguel de Souza, quien conversó con medios locales y no ocultó su emoción por la convocatoria. Destacó que en Florida funcionan 63 escuelas rurales, y que algunas de ellas cuentan con apenas uno o dos estudiantes, como la Escuela Nº 95 o la de Cerro de la Macana. Sin embargo, remarcó que mientras haya un niño o una niña, el Estado tiene la obligación de garantizarle una educación digna y presencial.
“El sistema inmediatamente busca brindar cobertura. No pueden quedar niños por fuera del sistema educativo”, señaló, recordando además que Uruguay ha asumido compromisos internacionales, como la Convención sobre los Derechos del Niño, que obliga al país a garantizar condiciones para la asistencia regular a clases.
De Souza también comentó que todas las escuelas rurales están cubiertas con maestras y maestros, aunque en ocasiones surgen problemas puntuales con el personal auxiliar, como ocurrió en la Escuela Nº 62, donde la ausencia por enfermedad de una funcionaria obligó a ajustar los horarios de alimentación. “Ya está encaminado. Desde el lunes una persona de una cooperativa asumirá esa tarea y los niños podrán seguir comiendo como debe ser”, explicó.
En diálogo con los medios, el presidente del CODICEN, Pablo Caggiani, resaltó la importancia de estos encuentros: “Hay niños que en su escuela están con sus hermanos o familiares. Tener la posibilidad de compartir con otros niños, socializar, conocer otras realidades, es fundamental”. Agregó además que Florida es uno de los departamentos con mayor densidad de escuelas rurales y que Uruguay es pionero en educación rural desde principios del siglo XX, cuando comenzaron a construirse las llamadas “escuelas rancho”, luego reemplazadas por centros más sólidos gracias a programas como el “Plan Gallinal”.
“La educación rural es parte del ADN de nuestro país. Es un proceso de más de un siglo que merece ser cuidado, valorado y fortalecido”, expresó.
La celebración fue, además de una fiesta, una muestra tangible del esfuerzo de maestras y maestros que recorren kilómetros para llegar a su escuela, de madres y padres que acompañan sin pausa, y de niñas y niños que, más allá del aislamiento geográfico, se educan, sueñan y construyen futuro desde donde están.
Al final de la jornada, mientras los colectivos se alistaban para regresar al campo, el aire quedó impregnado de esa mezcla entre alegría sencilla y sentido del deber cumplido. Porque donde hay una escuela rural, hay comunidad. Y donde hay comunidad, hay esperanza.



