La Evolución de un artista multifacético

Martín Carreño, conocido el “Cuqui”, ha demostrado ser un verdadero polifacético a lo largo de su vida. Además de su talento en la cocina y la peluquería, Martín ha cultivado una profunda pasión por la pintura desde temprana edad.

Su trayectoria en el arte comenzó cuando tenía solo 10 años, durante su etapa escolar. Inicialmente, se dedicó a dibujar con lápices de colores y, con el tiempo, evolucionó hacia la pintura sobre tela. Carreño es reconocido por su estilo único, caracterizado por la creación de diseños originales y nunca repetidos. Aunque en una ocasión pintó dos remeras idénticas para dos pilotos de la aviación de Florida, su preferencia es mantener la originalidad en cada obra.
Las remeras decoradas con bandas de rock fueron especialmente populares entre sus clientes, no solo creaba estos diseños, sino que también se encargaba de la venta. En cuanto a sus cuadros, el artista explora una variedad de estilos, desde el constructivismo al paisajismo abstracto. La terapia que encuentra en la pintura es evidente, con el óleo siendo uno de sus medios favoritos. Carreño se formó en esta técnica en 2003, bajo la guía de los profesores Oscar Larroca y Gualberto Videla, y desde entonces ha seguido perfeccionando su técnica.
Aunque el tamaño de sus cuadros solía estandarizarse en 40×50 cm, actualmente prefiere experimentar con diversas dimensiones. Su tiempo para pintar se ve condicionado por su trabajo en peluquería, lo que hace que la frecuencia de sus obras dependa del tipo de proyecto y de su disponibilidad. Para Martín, cada pintura es una oportunidad para explorar su creatividad y brindar un toque personal a su arte.

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