Esta mañana, en el Aula Pablo VI, se ha celebrado la primera de las tres meditaciones hacia la Navidad del nuevo predicador de la Casa Pontificia, sobre el tema “La puerta del asombro”. Escuchar las voces de los profetas y el ejemplo de María e Isabel, para reconocer “esas semillas del Evangelio” ya presentes en la realidad y llevar esperanza al mundo
Alessandro Di Bussolo e Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
El asombro ante la novedad de Dios, ante el misterio de la Encarnación, es “el primer movimiento del corazón que debe despertarse” para encaminarse hacia el Nacimiento del Señor “y cruzar la puerta del jubileo con una esperanza viva”. Asombro como el de María, tras el anuncio del ángel Gabriel, que “se deja atraer con extrema naturalidad” por el plan de Dios y quiere “hacerse partícipe de él de forma libre y consciente”. Pero para ello, primero debemos disolver la rigidez del corazón, diciendo “no” a todo lo que corre el riesgo de cerrarnos y agobiarnos: el miedo, la resignación, el cinismo. Sólo así “podremos mirar todo con ojos nuevos, reconociendo aquellas semillas del Evangelio ya presentes en la realidad”, dispuestas a llevar la esperanza de Dios al mundo. Son las palabras de la primera meditación de Adviento. El padre Roberto Pasolini, franciscano capuchino, nuevo predicador de la Casa Pontificia, ha propuesto esta mañana al Papa y a sus colaboradores de la Curia Romana en el Aula Pablo VI. El tema elegido para las tres reflexiones es “Las puertas de la esperanza. Hacia la apertura del Año Santo a través de la profecía de la Navidad”.