Un 18 de mayo de 1811 comenzaba algo más que una lucha armada: nacía el sueño artiguista de soberanía, justicia y dignidad para los pueblos del Río de la Plata.
A veces, la historia se resume en fechas, nombres y batallas. Pero hay días que respiran por sí solos, que aún hoy laten en la memoria colectiva. El 18 de mayo de 1811 es uno de ellos. Aquel día, en las cercanías de Las Piedras, un grupo de hombres sencillos, mal armados pero llenos de coraje, se enfrentó al poder militar español. Los guiaba un hombre que comenzaba a ser leyenda: José Gervasio Artigas.
La victoria no fue solo militar. Fue el primer gran paso en la afirmación de un liderazgo que no buscaba privilegios personales, sino una transformación profunda. Artigas fue nombrado coronel por la Junta de Buenos Aires, pero su proyecto desbordaba lo militar. Su causa era social, popular, radical en el sentido más hondo: llegar a la raíz del dolor de su pueblo, y desde ahí construir una esperanza.
En 2022, durante el acto conmemorativo por los 211 años de la batalla, Yamandú Orsi —en aquel momento intendente— recordaba el valor de “aquel puñado de orientales” y señalaba que la revolución artiguista fue desde el inicio popular y con una mirada profunda sobre la justicia y la equidad. “Más de dos siglos después de la Batalla de Las Piedras, Uruguay sigue en camino”, decía, “con retos que pueden ser distintos pero que apuntan en la misma dirección: cómo contribuir a la felicidad común pensando en primer lugar en los que más necesitan, en los vulnerables, en los injustamente marginados, prioridad de nuestros desvelos.”¹
Hoy, al pie de cada escuela, en cada rincón donde flamea el pabellón nacional, el eco de Las Piedras sigue hablando. No como una vieja historia de guerra, sino como una lección de dignidad que todavía nos compromete.
MEC Uruguay
