San Cono, el Santo de Teggiano Italia, que ya hace muchísimos años arribó a nuestras tierras de manos de los inmigrantes italianos, se convirtió en el Santo de Florida y en una, si no las más arraigada, costumbre popular de junio.
Hemos de aclarar para quienes no lo sepan, que la capilla San Cono, el “tesoro” del Santo, la imagen y demás, son propiedad no de la Iglesia Católica, sino de una organización civil, que rige los destinos de todos esos bienes y de los que reciben en cada junio.
Esto hace que el fenómeno San Cono tenga distintas caras de una misma cosa.
San Cono es un fenómeno religioso con miles y miles de devotos creyentes que lo siguen desde toda su vida, siendo ellos locales y no locales. Todos sabemos que durante los festejos del Santo se ven matrículas de vehículos de Argentina y Paraguay y algún brasilero, por lo que esto ya ha trascendido fronteras. Al Santo se le atribuyen decenas o cientos de milagros que fueron solicitados por los creyentes y promovidos por Cono ante Dios. Es decir que el perfil religioso, es indiscutiblemente popular y tangible.
San Cono tiene otro perfil social y que es lo que representa para Florida más allá de los que creen o no. Se trata de una figura representativa de Florida que todo el mundo entiende que es así. Su número el 03 es famoso por salir repetidas veces en los juegos de azar, durante las festividades como así algunos otros números vinculados al Santo. Aunque todo eso no tenga nada que ver con la devoción al mismo, es parte de la “cultura” floridense.
Pero San Cono tiene además una cara económica, es decir, las festividades de San Cono la tienen y el Santo y su imagen por accesión la han adquirido.
Esto sucede por varias razones, primero por ser como dijimos, la imagen del santo, su capilla y su “tesoro”, propiedad de particulares. Segundo por ser las festividades el Santo una oportunidad de feria, comercio y concentración de gente, con los aportes monetarios que ello trae aparejados.
Mucho se ha criticado todo esto, porque el Santo tiene adherentes y detractores, reitero no el Santo (porque él está más allá del bien y del mal) sino del mundo que circunda a las festividades y las eventuales ganancias que puede dejar. Porque en todo esto hasta la Intendencia se beneficia vendiendo la concesión de los quioscos o el espacio para los mismos a particulares que lucran con ello. Los comerciantes de Florida desde siempre dijeron que la feria de San Cono se llevaba el dinero de Florida puesto que los quiosqueros son 95% de otros lugares y no de Florida. Otros comerciantes dicen que las festividades son buenas, porque viene mucha gente de otro lado a consumir, comida, naftas, servicios ect.
Antiguamente los kioscos eran de las escuelas, liceos y organizaciones benéficas, pero todo fue cambiando, se fue convirtiendo en un negocio de más alto vuelo.
Es decir que pareciera que todo el mundo tiene que ver con el Santo ya sea que lo sigan como Santo o que lo traten como “trabajo del demonio” como dicen algunas religiones no católicas. Quienes apoyen su ser floridense y lo adopten como local a pesar de no serlo, dándole un lugar en esta nuestra sociedad, o quienes le rechacen. Quienes les sirve económicamente porque lucran con la gente que viene y consume o aporta a las arcas de la capilla o quienes administran la feria y alrededores.
El pobre San Cono como tal, nada tiene que ver en ninguna de estas circunstancias, fue lo que la historia le asignó a su recuerdo y lo que la gente ha querido darle a favor y en contra, pero es sin dudas un fenómeno religioso – social – económico, que año tras año renueva sus simpatizantes y detractores.