Nora García Crucci: Mis ruinas de Pompeya

He tenido la suerte de poder conocer muchas de las más famosas ruinas del mundo: el Coliseo en Roma, El Partenón en Atenas, Chichen Itzá en México,  Ayutthaya en Tailandia, Teotihiuacan en México, el parque arqueológico Angkor en Camboya, Stonehenge en Gran Bretaña y más. No obstante, hay una de ellas que para mí ha valido por tres. Por eso la llamo «Mis Ruinas de Pompeya». La primera vez que las conocí fue a través del relato encantado de mi madre.

Entonces pude ver paredes que tenían aún el color azul, personas fosilizadas por la lava que estaban en la misma posición en el momento de la erupción, al igual que sus mascotas que aún estaban a su lado. Aquella ciudad fantasma que el Vesubio había fosilizado y mantenía en el tiempo como era casi 2000 años atrás y antes de su erupción, era traído por mi madre en el relato más fascinante que yo niña había escuchado. Y como los cuentos infantiles pedía que me lo contara una y otra vez. Años después una amiga de mi madre me regaló un ‘Tesoro C por el que viajé a tantos lugares del mundo. Eran varios tomos de una colección de libros llamada «El Mundo Pintoresco», el regalo que llegaba para mí de la mano de aquella mujer que no tenía hijos y me legaba su tesoro.

Llegaron de a uno provenientes desde Montevideo. Eran nueve tomos y con cada uno expandía mi mundo. Y viajé y viajé… Un día llegó el Tomo IV que tenía a Italia y «Las ruinas de Pompeya». Ahora se materializaban en aquellas ilustraciones en blanco y negro la fascinante magia de las ruinas de la ciudad de Pompeya. El Mundo Pintoresco ha sido mi primer guía de viajes y, cuando voy a lugares impensables en el mundo, digo «estoy visitando mi Mundo Pintoresco». Ahora van a hacer cuatro años que viajé a Italia y estuve en Rovine di Pompei. Caminé por sus calles estuve en su lupanar, vi restos petrificados de un perro, de una persona, «calcos» que son la reconstrucción de cuerpos humanos sorprendidos por la erupción del majestuoso Vesubio ahora dormido.

Me maravillé de la riqueza de lo que eran las casas de los ricos de la ciudad, la ingeniería de sus calles con sus desagües, y muchas otras cosas que descubren secretos del pasado y todo parece que recobra vida. Hoy atesoro una experiencia inolvidable y única como ha sido tomar contacto con la fascinante Pompeya. Una experiencia común con todas las ruinas del mundo, porque una ruina es el punto de partida para reconstruir mundos perdidos, darles colores, olores, sensaciones, sentimientos, alegrías y sufrimientos. Es el más increíble viaje en el tiempo de la forma más vívida.

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