Sobre mi cincuentenario:
Faltan pocas horas para el festejo de mi cincuentenario, el 12 de Octubre en el Palacio Legislativo, 50 como intérprete y quiero expresar mi sentir, porque se que los tiempos que dispondré en el Palacio serán acotados y hay muchas cosas por decir y agradecer, sobre todo esto último.
50 años después, de un 12 de octubre de 1972, que un niño de 9 años, debutára como intérprete y 38 años de profesional gracias a SONDOR que fue mi primer contrato.
Corrió mucha agua bajo el puente en este tiempo.
Recuerdo que soñaba y ensayaba en el dormitorio, en el fondo de mi casa, actitudes y posiciones de artista sobre el escenario, delante de un espejo, ensayaba hasta como saludar.
Soñaba cantar en los grandes festivales, eso porque una tía me contó que en Durazno se comenzaba a hacer un gran festival folclórico lleno de estrellas.
Esperaba con inquietud la llegada de unos primos, que traían guitarra y cantaban chamarritas para felicidad de mis padres y hermano.
Puedo asegurar que la guitarra nació a mi lado y si bien nunca la ejecuté, como ese noble madero encordado merece, di todo lo que pude, me entregué en cuerpo y alma a ella.
Estaba en 5to de escuela, cuando escribí mi primer canción, “ al río Cebollatí”, sobre un amor inexistente a orillas del caudaloso río.
Ahí nació el “escribidor” porque definirme poeta es mucho.
La verdad es que me resultaba más fácil escribir y memorizar lo importante de la lección de geografía en forma de versos y ahí le ponía música, fue una zamba. Tenía 10 años aún recuerdo como comenzaba y hasta la tonalidad.
De ahí en adelante no paré, aunque me daba vergüenza mostrar mis canciones al público en tiempos de enormes poetas y artistas que sonaban en las radios.
Mi adolescencia entre concursos, “Guitarreada”, “Estudiantina” y varios más con suerte diversa, pero siempre en las finales y siempre dando ventaja etaria.
Ante ello agarré “viento en la camiseta” y me atreví a más.
Con 16 años un tío, me llevó a “extraños cumpleaños” , donde se hablaba de política y yo era el pibe que cantaba…o gritaba, a quien quisiera oírlo, así fui conociendo figuras del canto, jóvenes, pero que me llevaban 15 años de ventaja y tenían gran éxito popular
Me encantaban las épicas historias que cantaban y llegué a admirarlos, Eustaquio Sosa, Carlos María, etc
Conocí políticos de fuste que hoy son historia y también otros que merecen ser olvidados.
Recorrí el país siempre tratando de dejar lo mejor de mi, de cantar con el corazón y el alma a favor de causas que consideraba justas.
Me metí en más de un lío por ello.
Descubrí que no hay nada más desventajoso para un cantor, que se precie de tal, que no estar en el bando de los que dominan la difusión.
Gente de basta experiencia en radio y televisión, me condenó al silencio y hasta me menospreció, lo siguen haciendo, pero ahora hasta me sonríen mostrándose afables.
Contratos que no llegaron, mutismo radial, cero apoyo en difusión de eventos, hasta me quisieron censurar en un festival folclórico hace unos pocos años porque cantaba “cosas inapropiadas”, piedras varias en el camino y cuando llegaba a los escenarios, los escuché decir “ahí viene el blanco”… no llegaba un colega ,ni un cantor… llegaba el blanco.
Las piedras fueron escalones que usé para subir hasta donde pudiese y la gente me permitiera.
Claro que conocí personas formidables, tantas que temo olvidar, Ejemplos: don Jorge Pelfort, Julian Murguía, Mena Segarra, Margariño de Mello, Silvia Puente de Oyenar, Roberto Patrone, Gustavo de los Santos Osvaldo Bailón, Vistor Sierves, Luis Santana, y tantos que ya estoy cometiendo injusticias, la lista es muy larga.
Luego la vida escolar, cantando y escribiendo para las escuelas, maestras y niños de mi país, eso sí me llenó el corazón y lo colmó de felicidad.
Nada más hermoso que escuchar varias generaciones de niños, desde los cuatro puntos cardinales del país, de los más recónditos, cantando y estudiando mi obra.
Estudiantes de magisterio y del IPA, solicitándome material musical , como apoyo en sus pruebas.
Puedo decir que aporté a mi patria y a su gente, algo más que simples canciones, ayudé a formar estudiantes y a los más chicos los ayude a pensar, investigando las palabras que no entendían y a pensar.
Al final debo admitir que no soy cantor festivalero para estos tiempos.
No bailo, ni hago bailar, para eso hay otros intérpretes que lo hacen y muy bien.
Si me piden que defina que soy, les contestaría, un creador, yo creo, para ayudar a pensar, con una guitarra en la mano.
Yo creo todo el día, creo toda la noche, creo en el trabajo, creo cuando camino, cuando estoy descansando, cuando voy en el ómnibus soy orgullosamente un creador.
Que no le guste a todos es otra historia.
Yo no hago refritos musicales, ni literarios, mi vaso es pequeño, pero es mi vaso.
Esto a pesar de que las dos definiciones que anteceden a esta, están adaptadas a mi realidad y no me pertenecen en su originalidad, pero le dan una pista sobre mi pensamiento y posición de vida.
Es medio siglo de vida junto a la guitarra y mis canciones, solo me resta decir y repetir mil veces gracias por todo lo que me brindaron.
Pd …Y no les pido disculpas por el tiempo que canté, nunca me arrodillaré, porque soy de pocas pulgas, si me equivoco, es mi culpa…” de Tabaré Etcheverry en “Cuzco Rabón”