Servando Echeverría: Monólogo

Qué bien me hace hablarle a usted, ni se imagina lo que es para mí. Como ya le dije y sabe, estoy aquí porque aunque me casé dos veces y enviudé las dos, tuve dos hijos del segundo y tres nietos, no tengo más que su presencia. Ya le comenté que los tres nietos son de dos padres distintos, es decir uno con el primero y dos con el segundo, aunque del primero la paternidad es dudosa, al menos para mí que alguna cosita conozco y me callo; pero es lo mismo.

La única conversación que tengo en este residencial es con usted que es medio sordo y dudo me escuche, pero da igual, yo hablo…

De visitas de parientes a este residencial, nada, están muy ocupados; pero lo tengo a usted que me presta orejas. Escuche, si puede… Ya sé que no puede, pero yo hablo.
¿Vio que cambiada está la sociedad? Cualquiera con cualquiera, cambian de pareja, cambian de sexo, aunque dicen que no nacemos con género sexual definido y se puede elegir por cuál que, en definitiva, son siempre los mismos dos: macho o hembra, hombre o mujer, masculino o femenino; y ahí usted se inscribe como el que más le guste.

Debo decirle que no se agota en esa dualidad, también están los transexuales, bisexuales, homosexuales, travestis, y le adelanto otra categoría: mujer en cuerpo de hombre pero que le gustan las mujeres por tanto es un hombre transformado en femenina pero lesbiana. Como quien dice, dio toda la vuelta para acostarse con una mujer; hubiera ido por derecho que el camino era más corto. ¡Qué se yo!

Aunque usted tenga varias décadas vividas desde su nacimiento, en cualquier momento puede optar por alguna de estas categorías. Es decir, si es hombre, pero se siente mujer, pues cambie la cédula y ya está: usted es mujer; o al revés.

No se necesita un hombre para procrear y capaz que es mejor así se evita tanto roce, apretujamiento. Simplemente consiguiendo lo que se necesita del hombre, ya está.

Pero mire que la cosa sigue. También de su futuro hijo se pueden elegir los colores del pelo, la piel, los ojos. ¿Quiere un rubio nórdico? Pues lo compra. ¿Un moreno caribeño? Lo paga y lo tiene. La cuestión es obtener un catálogo con los modelos y lo encarga. Y pensar que Hitler quería imponer la raza aria, la purificación, todos rubios y ojos azules. Para eso mató y mató… Ahora es sencillo, es un tema de mercado, oferta y demanda y como calcados saldrán todos igualitos.

Atienda compañero residente, para las mujeres hay más beneficios y alivio: si quieren ya no tienen que parir. Desde que existe el ser humano las mujeres paren y paren, ahora les llegó el momento del alivio. Se preguntará cómo es eso, pues el feto se puede desarrollar en otro vientre y los dolores serán de otra que a los nueve meses se lo entrega bañadito, envuelto en un rebozo y hasta se evitó de escuchar el primer llanto.
¿Se da cuenta que usted y yo, hombres, si esto sigue corremos riesgo de pasar a un segundo plano porque no sería necesaria la conquista, habilidad de galante, la seducción ni el contacto? Nos limitaremos a enfrentarnos a un tubo de ensayo para depositar lo necesario para la descendencia, que será inyectada a un óvulo que está en un laboratorio y luego depositado en un vientre alquilado y al final entregado a quien pagó para ser madre sin dolor… ni placer.

Pero si se está durmiendo… No lo cargoseo más, dejo por aquí. Además de sordo como tapia, ni siquiera disimula atención.

Lo perdono porque usted es la única persona que me atiende, me presta las orejas para que yo pueda hablar con alguien y como no escucha tampoco me retruca y no habrá discusión.
Hasta mañana.

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