Veredas rotas, pasos inseguros: una caminata con obstáculos por Florida

Caminar por algunas calles de Florida se ha vuelto una tarea complicada. Baldosas sueltas, pozos, rampas inexistentes y raíces que levantan el pavimento son parte del paisaje urbano que pone en riesgo a peatones de todas las edades.

Salir a caminar debería ser una de las actividades más simples y seguras. Sin embargo, en Florida, recorrer las veredas se ha convertido en una verdadera aventura. En distintos puntos de la ciudad, las aceras muestran un deterioro evidente: tramos rotos, desniveles, baldosas sueltas, raíces que levantan el piso y zonas directamente intransitables. Lo que antes era un paseo tranquilo, hoy puede terminar en un tropezón o una caída.
Los peatones, especialmente las personas mayores, los niños y quienes tienen movilidad reducida, son los más afectados. No es raro ver a alguien bajando a la calle para esquivar un pozo o una baldosa rota, exponiéndose al tránsito de vehículos. Otros optan por caminar por el borde, con el temor de tropezar o resbalar. La falta de mantenimiento y de accesibilidad convierte el simple hecho de caminar en un riesgo cotidiano.
La situación es aún más complicada para quienes usan bastones, sillas de ruedas o coches de bebé. Muchas veredas no cuentan con rampas adecuadas, y en los cruces, los desniveles o escalones hacen imposible transitar sin ayuda. En pleno siglo XXI, resulta preocupante que moverse a pie por la ciudad no sea una opción segura para todos.
El problema no se limita al centro: barrios como Prado Español, Burastero y otros, también presentan tramos muy deteriorados. En algunos casos, los vecinos intentan reparar por su cuenta los sectores frente a sus casas, pero sin materiales ni conocimientos adecuados, las soluciones suelen ser provisorias.
Cuidar las veredas es una responsabilidad compartida entre las autoridades y los ciudadanos. Por un lado, el gobierno departamental debe garantizar el mantenimiento, la accesibilidad y la seguridad en los espacios públicos. Por otro, los dueños de las viviendas a la calle, deben colaborar en la conservación de los tramos que les corresponden, respetando las normas y priorizando la seguridad de quienes caminan.
Una ciudad accesible no solo se mide por el tránsito vehicular, sino también por la comodidad y la seguridad de sus peatones. Caminar por Florida debería ser un placer y no un desafío. Es hora de que las veredas vuelvan a ser lo que siempre fueron: espacios seguros, cuidados y pensados para todos.
Redacción de CAMBIOS
Fuente: teledoce.com

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