La seguridad en Florida, atraviesa un momento que muchos vecinos describen como tenso, incómodo y cada vez más visible. No se trata solo de hechos puntuales, sino de una acumulación de escenas cotidianas que han comenzado a generar preocupación y un creciente sentimiento de vulnerabilidad.
Basta caminar unas cuadras para percibir que algo cambió: las miradas inquietas en las noches, los gritos inesperados en las esquinas, las situaciones que se repiten frente a los comercios y los supermercados, y ese clima extraño que se instala en los días previos a los feriados o a las grandes movidas nocturnas.
Durante el día, la ciudad muestra un ritmo relativamente calmo, pero incluso entonces hay señales que inquietan. En varias esquinas principales, especialmente en los semáforos más transitados, es habitual encontrar personas solicitando dinero entre los vehículos. Algunos automovilistas colaboran, otros se incomodan y otros directamente evitan frenar cerca de la esquina. Para muchos vecinos, no se trata del acto de pedir, sino de la insistencia, la incertidumbre o el temor a no saber cómo reaccionar frente a esas situaciones que han ido en aumento.
Frente a los supermercados la escena se repite y se multiplica. Personas que esperan en la entrada, que se acercan al paso del cliente, o que dialogan de manera insistente con los usuarios que salen con sus compras. Hay quienes lo viven como un simple pedido de ayuda, pero también quienes sienten presión o incomodidad, especialmente en horas de mayor afluencia. Algunos comercios han debido reforzar la presencia de vigilancia, mientras otros optan por pedir colaboración a la Policía o a empresas privadas cuando la situación se vuelve más intensa.
Pero es durante la noche cuando el clima cambia de forma más abrupta. Florida, que por años mantuvo una identidad serena, muestra hoy un rostro más áspero cuando cae el sol. Las caras que se ven caminando por las aceras, las voces que se escuchan desde lejos, las discusiones que estallan sin aviso en determinadas zonas, forman parte de un paisaje que se volvió habitual para quienes regresan tarde a sus casas. En determinadas calles del centro y en zonas cercanas a espacios de esparcimiento, es común encontrar grupos discutiendo, personas alteradas o movimientos que generan alerta en los vecinos como sucede en las inmediaciones de la Terminal de ómnibus.
Los días previos a los feriados, o en noches de actividad intensa en los bailes, la situación se multiplica. Peleas, empujones, corridas, gritos que rompen el silencio y, en algunos casos, intervención policial. Los floridenses que viven cerca de los locales bailables ya reconocen los horarios en los que deben estar atentos: cuando terminan los eventos, cuando la gente sale bajo la euforia del alcohol o del clima festivo, y cuando los problemas entre grupos se trasladan a la vía pública. A veces se trata solo de ruidos molestos; otras, de enfrentamientos que derivan en preocupación real.
Quienes trabajan de noche también describen un escenario complejo: personas que caminan sin rumbo, discusiones que brotan por motivos mínimos, vehículos que frenan de golpe, motociclistas que circulan a alta velocidad o en actitud sospechosa. No se trata únicamente de delitos, sino del ambiente general, esa sensación de tensión que se respira en determinados horarios y sectores de la ciudad.
Muchos vecinos coinciden en que lo que necesitan no es solo mayor presencia policial, sino una mirada más amplia sobre lo social: programas de apoyo, contención, abordaje de adicciones, asistencia a quienes están en situación de calle y estrategias para reducir los conflictos nocturnos. La seguridad no se limita a patrulleros; se construye también con oportunidades, acompañamiento y presencia del Estado en los lugares donde la vulnerabilidad se hace más visible.
Florida sigue siendo una ciudad tranquila en comparación con otras realidades del país, pero los cambios en la dinámica urbana se sienten y preocupan. La comunidad lo expresa en redes, en charlas de almacén, en conversaciones entre vecinos que se preguntan qué está pasando y cómo puede revertirse esta tendencia. Lo cierto es que la seguridad se volvió un tema central en la vida cotidiana, uno que exige atención urgente y soluciones sostenidas.
Redacción de Cambios
