Teresa vivió una vida muy prolífica, se casó con Loreto Angelero y tuvo tres hijas, las que crió con esmero y dedicación. Tuvo además cinco nietos de diversas edades, los que le reconocieron siempre como una abuela dedicada.
Pero además Teresa supo vivir y sortear muchos problemas de la vida, que a pesar de su mansedumbre los asumió y los llevó a cuestas. No fue una vida fácil a pesar de que ella lo hiciera ver como si lo fuera. Trabajadora incansable, llevó su hogar adelante en épocas buenas y malas y siempre con las mismas ganas. Pero además de las tareas del hogar ella se desarrolló y destacó como modista de alta costura y sus creaciones las lucieron damas de Florida y de otros lugares del país. Su característica fue lograr hacer cualquier prenda con la tela que le dieran. A raíz del deterioro de los años, ya hace un tiempo que desde su taller no se escuchaban el golpetear de las máquinas de coser característico. Pero su arte permanece en prendas que han sobrevivido al tiempo y al recuerdo. Deja una familia que la extrañará en todos sus aspectos, pero principalmente como madre y abuela.