El tribunal dispuso una medida socioeducativa de cuatro años de internación, considerando el contexto de violencia en el que creció el joven.
La Justicia dictó sentencia en el caso del adolescente de 13 años que disparó y mató a su padre en una finca del barrio Prado Español de Florida, en octubre de 2024. La fiscal del caso, Dra. Daniela Revello, informó que el tribunal acogió la solicitud de condena con una reducción de la pena, atendiendo a las condiciones en las que el menor había crecido y el contexto de violencia en el que se encontraba inmerso.
El fallo determinó que el adolescente cumplirá una medida socioeducativa privativa de libertad con internación en el INISA por un máximo de cuatro años. En la decisión se tomaron en cuenta diversos factores, entre ellos el entorno del joven, marcado por una crianza negligente y un vínculo familiar conflictivo, en el que la violencia era recurrente. Según la fiscal Revello, el adolescente vivió una situación de extrema vulnerabilidad, rodeado de episodios delictivos y abuso, incluso por parte de su propio padre, quien terminó siendo la víctima del trágico suceso.
Durante la audiencia, se expusieron informes sociales que confirmaron la cruda realidad que atravesaba el menor. Se detalló que la noche del hecho, el padre había ejercido violencia física y psicológica sobre el joven, llegando a gatillarle un arma descargada en varias oportunidades, amenazarlo y agredirlo. Esto desató una reacción inmediata en el adolescente, quien, dominado por la rabia y el miedo, terminó disparando contra su progenitor.
La fiscal destacó que la condena tiene un enfoque centrado en la rehabilitación del adolescente, para que pueda desarrollar herramientas que le permitan reinsertarse socialmente. “Esperamos que tenga una buena evolución en su desarrollo y que, bajo la tutela de INISA e INAU, pueda construir una vida alejada del conflicto con la ley”, manifestó Revello.
En cuanto a la situación de la madre del menor, la fiscalía aseguró que su vínculo con el joven será supervisado de cerca, dado que es considerada una pieza clave en su recuperación. La intención es que, en un futuro, el adolescente pueda reintegrarse a su entorno familiar de manera segura y estable.
El caso dejó al descubierto una realidad dura y muchas veces invisible: la de menores que crecen en contextos de violencia extrema, sin protección ni contención. Ahora, el desafío estará en que el adolescente pueda encontrar una nueva oportunidad para su vida, lejos de la violencia que marcó su infancia.