En una jornada lluviosa el pueblo uruguayo peregrinó una vez más al Santuario Nacional de la Virgen de los Treinta y Tres. Dadas las inclemencias del tiempo la Eucaristía se celebró dentro de la Catedral. Cientos de peregrinos colmaron el Templo, y muchos quedaron afuera, participando de la celebración bajo sus paraguas.
Antes de la Eucaristía, presidida por el Cardenal Daniel Sturla, y concelebrada por la Conferencia Episcopal del Uruguay, fueron llegando las delegaciones de fieles de diferentes comunidades del país. Entre cantos y aplausos se los recibió, dando muestra de la fiesta que se estaba viviendo con gran entusiasmo y alegría.
Monseñor Carlos Collazzi predicó la homilía, citando al venerable Jacinto Vera: “vengo a rendirle homenaje a aquella dichosa Señora, que ya estaba con predilección en la mente del omnipotente antes de todos los seres”. Hoy venimos a celebrar a esta “dichosa Señora”, expresó Monseñor, vinimos de todo el Uruguay. Hicimos camino como peregrinos, ¡cuántos hoy vinieron mojados!
Resaltando el valor de la vida sobre los dolores y penas, Monseñor invitó a cuidar la vida con fe, “esa fe que la fortalecemos cada domingo con la Palabra, la Eucaristía y la fraternidad de nuestras comunidades”. Invitó a alentar la certeza interior y la convicción de que Dios puede hacer toda realidad posible.
