La veo en el camino… -¿A dónde vas? -No lo sé. -¿Hace mucho que caminas? -Una vida. -¿Y no estás cansada? -Mucho. -¿Y por qué no te detienes? -No puedo. -¿Y si tomaras otro? -No sé, tengo miedo. -¡Mujer, has caminado una vida con miedo, y sin saber dónde ir! ¿Qué le puedes temer a un camino diferente? -Tienes razón, pero ya pronto llego. Me quedé observando cómo se alejaba, y, de pronto, se detuvo, miró alrededor, como tomando aire, se quitó la mochila que cargaba, y siguió su camino dejándola a un lado. Tal vez, pesaba demasiado.