Isabel Rodríguez Orlando presenta su libro Los recuerdos y los sueños

Esta presentación será en la Feria del Libro el jueves 10 a las 17hs.
Isabel Rodríguez Orlando se identifica como floridense, maestra jubilada, madre y abuela.
Militante política y social durante años.
Participa del taller literario de la Biblioteca Ariosto Fernández de Florida.
Obtuvo numerosos premios y menciones por sus poemas y relatos en diversos concursos literarios.
Publicó el relato “Ella” en Memorias para armar (2002), tres cuentos en El misterioso amor de las palabras (2004), un cuento y varios poemas, en Veinte talleristas en busca de lector (2012). También participó del libro colectivo En sus trece (2020). Fue coautora del libro Prado español: historia del barrio y su gente (2010).
Antes publicó dos poemarios: Galerías (2014) y Pasa-tiempo. (2021), y tres colecciones de cuentos breves: Un real y dos cobres (2017), Algo nuestro de ayer (2018), y Péndulo. Cien micro-cuentos de cien palabras (2020).
Los recuerdos y los sueños, que apareció hace pocos días, es su sexto libro.
Responde a la misma motivación que recorre toda su obra: la posibilidad de sobrevivencia a través de las historias que nos recuerden.
El principal de estos relatos, el que le da el título a la colección, es Los recuerdos y los sueños donde asume la tarea de recuperar la historia familiar en torno a la figura de su abuela paterna.
Se trata de una novela corta (o nouvelle) la primera que publica esta escritora, cuya producción literaria anterior se ha caracterizado por el uso de un lenguaje concentrado y preciso. Este relato conserva las mismas características de la intensidad y economía, pero funciona, al igual que la novela, por acumulación.
Toda esa historia está rodeada de una atmósfera casi onírica, construida con las versiones, los recuerdos parciales y confusos de la infancia, cuando los acontecimientos son percibidos desde esa perspectiva infantil porque los adultos no los explicitan.
Había “un pacto de silencio” en la familia, afirma. Eran historias que los adultos susurraban y que nunca se supieron cabalmente y que no traspasaban los límites de lo doméstico. Historias que trataban de mujeres abandonadas, madres solteras y concubinatos en una sociedad conservadora y católica, de prófugos de la justicia en una familia de policías, de timbas y puñaladas en una sociedad ordenada legalmente.
Historias de las que apenas se dio cuenta, de las que “seguramente había oído hablar escondida detrás de las puertas” (como dice uno de los personajes del relato) y no le interesaban cuando era niña, pero, cuando fue adulta y quiso saberlas cabalmente, no pudo porque los que sabían bien ya no están.
Entonces tiene que elaborar el relato con varias voces en un punto de vista narrativo plural, cambiante, a veces confuso, en una construcción y reconstrucción colectiva, con rupturas temporales y vaivenes en el tiempo, repeticiones de elementos claves presentes en cada uno de los narradores y cambios en la relación con la trama narrativa.
Fiel con la reserva y el “pacto de silencio” que sostuvieron los integrantes, no declara el verdadero apellido de la familia y desfigura casi todos los nombres de los personajes, a pesar de que ubica concretamente los escenarios y hace precisiones temporales en forma realista, porque, sobre todo, no pretende hacer una crónica, sino una recreación personal y subjetiva de la historia familiar. Así construye al personaje Lena con su historia peculiar que tiene contornos de leyenda y justifica las opciones narrativas de la escritora.
Es un personaje que evoluciona desde la mayor indefensión (campesina, adolescente embarazada y sola, en una tapera en la noche, con hambre y frío, solamente acompañada por un perrito también abandonado) hasta ser una verdadera matriarca el día de su muerte (con cien años, esposa legítima de un hombre prestigioso en su comunidad, rodeada de una multitud que va a despedirla, asumiendo el momento con una total serenidad).
Es una verdadera “mama grande”, que representa la autoridad mayor (especialmente en las sociedades sudamericanas y tradicionalmente atribuida a los pueblos primitivos que honraban a la Pacha mama). Lena, en la familia y en el barrio desempeñó un rol trascendente, con liderazgo, autoridad moral y control de la propiedad. Su familia numerosa y diversa es la descendencia de la bisabuela Juana, punto de partida en la genealogía de esta nouvelle de la escritora floridense.
El homenaje a la abuela le sirve para hacer una pintoresca recreación del barrio con sus características, la descripción de la vida cotidiana y una verdadera galería de los personajes populares.
También le sirve para contar la leyenda del matrero Martín Aquino, con quien les ligan lazos de parentesco, personaje querido y admirado, cuya historia se narra desde la perspectiva familiar y privada con algo de reticencia y una contundente justificación ética.
Incluye, además, la historia del tío que vengó con el puñal que le había regalado su padre la ofensa imperdonable a la mujer amada, con sus detalles y justificaciones, junto a múltiples referencias a integrantes de la numerosa familia.
Significativamente termina este relato con la imagen de un tren que parte, como representación de la continuidad de la vida que, mientras transcurre va encontrando y dejando paisajes y personas.
Completan esta edición una veintena de cuentos breves, realistas, autorreferenciales, de su propia vida o de personas muy cercanas, casi siempre con narrador personaje, que pretenden dejar historias para que otros cuenten cuando ya no esté y trascienda la vida a través de las palabras.
Reiteramos: el libro será presentado en le Feria del libro que se desarrollará en Florida, el día jueves 10 de noviembre a las 17 horas.

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