Las reservas de agua de Paso Severino han caído de forma sostenida desde marzo de este año

Crisis del agua en Uruguay, medidas del gobierno y alternativas posibles para el futuro. Para hacer frente a esta situación, el gobierno decidió construir una nueva reserva, con una represa provisoria de emergencia en la zona de Belastiquí, en el límite entre San José y Canelones.

Las reservas de agua dulce en Paso Severino han venido cayendo de forma sostenida desde marzo de este año cuando era de 25,6 millones de metros cúbicos y el 17 de mayo era de 6,2 millones de metros cúbicos.

La crisis del agua en Uruguay obliga a alejar la visión e intentar observar una foto más amplia. Por eso, es importante primero entender de dónde toma OSE agua dulce para potabilizar y abastecer al área metropolitana, donde vive la mayoría de los uruguayos. La toma de agua proviene del río Santa Lucía, un curso que baja desde Minas hacia el estuario del Río de la Plata. Ese río da el agua para que funcione la planta potabilizadora de Aguas Corrientes, desde donde se envía a los hogares de forma corriente. Pero cuando el río Santa Lucía no es capaz de aportar la cantidad suficiente de agua dulce a Aguas Corrientes, se debe recurrir a las reservas. Para eso son claves las represas hechas por OSE.

Las represas son dos: está la de Canelón Grande, la primera hacia el norte de Aguas Corrientes; y está la de Paso Severino, más al norte por el Santa Lucía. Actualmente, la primera está seca, y la segunda con los días contados si no llueve.

Las reservas de Paso Severino el 8 de marzo era de 25,6 millones de metros cúbicos; el 12 de abril de 16,9 millones de metros cúbicos; el 26 de ese mes de 12 millones de metros cúbicos; y el 17 de mayo llegó a 6,2 millones de metros cúbicos. Es con este panorama que en los últimos días el presidente de OSE, Raúl Montero, afirmó que quedaban menos de 20 días de agua dulce para poder seguir mezclando con el agua que se toma al sur de Aguas Corrientes, con mayor influencia del Río de la Plata y, por lo tanto, más salada.

Para hacer frente a esta situación, el gobierno decidió construir una nueva reserva, con una represa provisoria de emergencia en la zona de Belastiquí, en el límite entre San José y Canelones, “es una zona que cuando sube la marea del río, permite que la fluidez de la toma de agua sea normal; cuando baja, a veces puede haber un período de 24 o 30 horas dificultosas. La represa hace que cuando la marea baja se tenga una reserva para que se puede tener cierta continuidad y seguridad que siempre vamos a tener el agua necesaria para lograr los índices de hoy”, explicó en los últimos días el ministro de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero. Esa obra, según había dicho OSE, estaría pronta esta semana, pero Telemundo estuvo allí en los últimos días y constató que todavía no hay grandes avances. Más allá de la situación actual, el problema del agua no es un tema nuevo en Uruguay, y tampoco ajeno a la política. Actualmente, el gobierno de Luis Lacalle Pou decidió avanzar en concretar el proyecto Arazatí, que hará una nueva toma de agua, sobre el Río de la Plata, y construirá una nueva planta potabilizadora, en el departamento de San José. Sin embargo, el Frente Amplio defiende el proyecto Casupá, que fue dejado en línea de largada por el segundo gobierno de Tabaré Vázquez y que propone ensamblar una reserva de agua al norte de las dos represas existentes, en el arroyo Casupá. Más allá de una postura u otra, los expertos coinciden en que ambos proyectos son necesarios. OSE solicitó al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) que tramite ante la Comisión Andina de Fomento (CAF) prorrogar por 12 meses la línea de crédito de US$ 80.000.000 habilitada en 2019 para construir el embalse de Casupá, Florida. La construcción de un embalse en Casupá para mejorar la infraestructura de OSE fue proyectado durante las administraciones frenteamplistas. De hecho hubo anuncios de construcción, primero en 2013 y luego en 2016, pero nunca se concretaron. Lo que se avanzó fue en estudios técnicos y la aprobación de un préstamo por parte de la CAF para financiar la obra estimada en US$ 80.000.000. Durante la transición en 2019, el gobierno saliente de Tabaré Vázquez le entregó una carpeta al entrante que contenía los avances en este tema.

El gobierno actual dejó en espera ese proyecto a la luz de uno mayor en Arazatí, que según recomendaciones de especialistas contratados le proveería una segunda fuente de suministro que no dependiera al igual que Aguas Corrientes del Santa Lucía.

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