Florida, 21 de mayo de 2018. Querida familia: He tenido meses llenos de pensamientos, ahogos y sequías, ruidos y silencios, pero hoy, sintiéndome más ahogado y aturdido que nunca, he tomado una decisión. Desde siempre han sido lo mejor de mi vida, y lo seguirán siendo. El amor entre nosotros ha sido incondicional y verdadero, por eso se los agradezco. Vivir lleno de alegría, con una niñez hermosa, me hace sentir más que afortunado, pero como sabrán, la adolescencia, es de las etapas más difíciles de atravesar. Nos dicen que en este lapso de vida dramatizamos todo cuando, en realidad, no lo sentimos así. Y no, no me dirijo a ustedes con respecto a ello, sino que es algo general que los adultos suelen decir. Hoy, al levantarme, tomé la decisión que lo cambiaría todo y que, por supuesto, habrán notado, por eso están leyendo esto. La presión social, a veces, nos deteriora el alma, segundo a segundo. Hace falta ser muy fuerte para soportarla, y yo no lo soy. Siento que no he sido diseñado para soportar, sino simplemente para vivir, y eso, solamente pude hacerlo en mi niñez, libre de prejuicios y temores, pudiendo ser yo. Esa niñez que ya acabó, y con ella, mis ganas de vivir. Solo quería hacerles saber que estaré bien y que, mientras me recuerden, seguiré estando vivo. Los visitaré en los sueños, lo sé, y les mostraré que del otro lado se está bien, aunque no quiera que se vayan a verlo ni comprobarlo ustedes mismos. Por favor, cuídense, y recuerden que nada de esto es su culpa. Los amo por toda la eternidad. Manuel