Nilda Igarza: Navidad en Concierto del alma

Queridos siglos del alma cuantas veces me dormí pensando en sus palabras. A tiempo estaban, al albor de la esperanza; con las llaves a ventanas de las fiestas, desplegando sus guirnaldas empapeladas. Acepten la impaciencia dando pasos que agigantan; los temores deshilachan al verano con el hierro del tic tac enarbolando las promesas que aún faltan.

Es el cambio que transforma cuando menos se piensa, dando vueltas con su cruz de preguntas y respuestas. El mundo nos presenta rompederos de cabezas, o nos trae todo aquello que un día fue utopía, lo posible que se aleja; las verdades que no alcanzan la justicia del que ora con rodillas desangradas. A veces aquella lanza que hundía de cabeza, de repente se transforma en lo que menos ha creído la simpleza del alma.

Mano a mano con la almohada te das cuenta y agradeces por aquello que, aunque ingrato da un giro inesperado y te premia toda gloria con la honra a la fe perseverada. No se puede ser el bien y ser el mal, (misma cara de moneda) del que juega sin criterios ni valores que profesa. Hasta cuando el ser humano es cotizado como mísera moneda; aunque a veces te confundan, no te unas complaciendo a quien sea.

Es el concierto que apenas empieza, que hace ver cuántas veces en las buenas siempre hay fiesta y en las malas corre amnesia aferrada a las venas. Así suele pasar, no se le puede negar que es la realidad con amén que le confiesa. Cuando aplaudo a esas tardes que agonizan su tibieza suelo hacerlo sin ofensas como una de las mil maravillas, jamás discriminan si vuelan o sueñan tan alto como se quiera, merezca o pueda.

Soy la misma de tiempos remotos, encendiendo lumbrera por los que están y los que no, pero componen mis letras sin papiros vacíos y punto final de tinta perpetua. Paso a paso voy andando y al camino sembrando saludos que refrescan sus hierbas brotando macilentas. Paso a paso por la vida aprendiendo que no todos los senderos me conducen como reina hasta puerto cuando quiera. Soy la amistad que profesa y confiesa con su identidad hasta para conversar de bueyes, asnos encontrados y perdidos entre valles y malezas.

Es que al final del infinito por ahí andan mis labios con su suplica, agradecidos a lo no en vano vivido en las pruebas del destino. Ahí voy, revelando barbarie de algunos individuos que laceran por creerse algo vivo entre sepulcros de soberbias escondidos. Pero no se destruye así nomás lo construido con cariño; se fermenta sin vencimiento extinto.

Todo es prueba, desafíos para poder ser capitán en tu navío peregrino. Así es la vida, un nacimiento de alegrías y paz. Es el mundo, tal cual, …si no fuera él, te mandaría a morar al calvario de las estrellas que no conocen Belén. Y así es la ronda de los meses que al llegar diciembre estresa, pero recompensa, con las vacaciones, fiestas, concierto de reflexiones con estigmas y anunciación gestando al mundo un Profeta.

Cuando eclipse el día tus sonrisas, sin más nada o poco a esperar; no lo veas como «el mismo día» renueven las caras, vuelve a despertar. Cuando grietas hieran tus heridas que tardan ya días solas en sanar, anuda muy fuerte a la cometa cortando el hilo, las has de alejar. Tal vez otros planes ya comienzan, otros desvanezcan, unción de experiencias nunca olvidarás; mágica es la vida en su destino valiendo la pena poderlo intentar. Siempre hay amigos que estrechan, consuelos, miradas con nobel cristal; si no han de querer mediar palabras; ni sobran ni faltan sabrán escuchar; Ilusión se esculpe con fragancias, ni otorga el que calla, se Impregna a la talla de tu madurar.

 Semilla es con lluvia afable henchida, va a faz de la tierra para perdurar, tal como hace el vientre de la madre presintiendo el día con Ave María en su alumbrar. Siempre has de cuidar a aquellas piedras con las que tropiezas, sueles acechar; cobijan tus sienes de cimientos si juntas se unen, las has de habitar. Amar es pasión que alienta al hombre a hacer el concierto de su Navidad; amistad creada por los siglos con la sintonía del alma en su actualidad.

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