Opinión sobre la aprobación del Presidente de Opción Consultores

Al cumplir su primer año, el gobierno de Lacalle Pou cierra con amplia brecha positiva de aprobación de la gente Presentación El Monitor de Opinión Pública presenta información de seguimiento de la opinión pública, incluyendo información de actitudes relativas a fenómenos políticos y a temáticas sociales de interés para la población uruguaya. La información presentada en este informe proviene de una encuesta de telefonía celular a personas mayores de 18 años residentes en todo el país. La medición fue realizada entre el 22/2/2021 y el 27/2/ 2021 sobre la base de un muestreo aleatorio a números rango de telefonía celular. La muestra es de 643 casos y el margen de error máximo para el total de la muestra es de +/- 3.5% para un nivel de confianza del 95%. Los resultados se encuentran ponderados por nivel educativo, región, edad, sexo y voto en las elecciones presidenciales de 2019. El Monitor de Opinión Pública es contratado por Montecarlo Televisión, agrupaciones políticas y organizaciones del sector público y privado. Este informe se presenta como primicia en Telenoche 4. Aprobación de gestión de gobierno – Febrero 2021 Tomando en cuenta todos los aspectos ¿cómo evalúa usted la gestión del gobierno nacional encabezado por Luis Lacalle Pou? Diría que es… Serie Histórica de Aprobación de Gobierno – 1er año de gestión Tomando en cuenta todos los aspectos ¿cómo evalúa usted la gestión del gobierno nacional encabezado por Luis Lacalle Pou? Diría que es… 1er Trimestre 2o Trimestre 3er Trimestre 4o Trimestre Tomando en cuenta todos los aspectos ¿cómo evalúa usted la gestión del gobierno nacional encabezado por Luis Lacalle Pou? Diría que es… Muy buena Buena Ni buena ni mala Mala Muy mala Ns-Nc Análisis Al cumplir su primer año, el gobierno de Lacalle Pou cierra con amplia brecha positiva de aprobación aunque menor a la de su pico registrado en su primer trimestre de gestión. Exactamente un año ha transcurrido desde la asunción del nuevo gobierno nacional presidido por Luis Lacalle Pou. En un año signado por la pandemia (los primeros casos de COVID-19 aparecen a solo trece días de inaugurada la nueva gestión), el gobierno se posiciona ante la opinión pública de manera ampliamente favorable, con un 52% de quienes califican su gestión como buena o muy buena frente a un 20% que la considera mala o muy mala. Hablamos entonces de un saldo positivo de 32 puntos. De acuerdo a registros históricos sobre gestiones a partir de la recuperación democrática, este amplio crédito ciudadano al cabo del primer año de gobierno es sólo similar al que gozaron Tabaré Vázquez en su primer mandato y José Mujica en su única gestión presidencial a esa misma altura. Al mismo tiempo, en el último trimestre (representado por nuestra encuesta de febrero) se produce una caída de la aprobación de 8 puntos, tras varios meses de sostener un panorama estable recogiendo el visto bueno de 6 de cada 10 de uruguayos. Esta caída se da tanto a partir de un crecimiento de la aprobación neutra (que es 4 puntos superior a la del trimestre previo) como de la desaprobación (6 puntos). El declive de la aprobación al haber transcurrido algunos meses de gestión ha sido la norma en la relación entre gobierno y opinión pública en Uruguay, un fenómeno asociado al fin del período de «luna miel» y cuyas consecuencias afectan especialmente el vínculo entre electores de oposición y gobierno. Estimaciones históricas para Uruguay como las del Executive Aproval Project marcan caídas de entre 5 y 15 puntos entre el comienzo y el final del primer año de gestión desde 1990 en adelante. La caída de los últimos meses está especialmente asociada a las modificaciones evaluativas del electorado frentista. Mientras en octubre los frentistas se dividían en tercios iguales respecto a la evaluación de gobierno, hoy presentan un saldo claramente negativo, con una brecha de – 27 puntos. En cambio, el gobierno de Lacalle Pou preserva la gran mayoría del capital político de su electorado (sea de primera o segunda vuelta), pues 8 de cada 10 votantes multicolores aprueba su gestión y sólo un 3% la desaprueba. Brecha positiva en tiempos negativos: algunas claves explicativas Lacalle Pou cumple su primer año de mandato con una situación similar a la que se diera en las dos primeras gestiones frentistas. Sin embargo, el contexto es radicalmente diferente. Mientras la primera gestión Vázquez y la gestión Mujica se enmarcaron en una etapa de fuerte recuperación económica en el primer caso e histórica bonanza en el segundo, 2020 culminará con una importante recesión y la agudización de una variedad de problemas sociales como el desempleo y la pobreza. Lo que en circunstancias habituales podría haber generado un rápido declive de la aprobación gubernamental no ocurrió en este primer año de gobierno. Prueba de ello es que la evaluación de la gestión económica (soporte clave de la aprobación general) presenta un saldo positivo de 22 puntos. Que el gobierno cuente con esta brecha positiva en el área de gestión que más problemas reportó en 2020 enlaza directamente con el relativo bajo porcentaje de la ciudadanía (13%) que sostiene que los actuales problemas económicos del país son primordialmente responsabilidad del gobierno actual. Prevalecen en cambio quienes atribuyen responsabilidad de la actual situación económica a la crisis económica global a raíz del coronavirus (53%) o, en menor medida, a responsabilidades del gobierno previo (29%). La evaluación de la gestión de la pandemia es otro elemento insoslayable para comprender el relativo alto crédito del gobierno ante la ciudadanía a pesar del contexto desfavorable. A la fecha, aproximadamente 7 de cada 10 uruguayos aprueba la gestión gubernamental del coronavirus y sólo 1 de cada 10 la desaprueba. Además, entre buena parte de quienes aprueban la gestión en general del gobierno, el manejo de la pandemia ha sido subrayado como uno de los motivos de aprobación más importantes. En un año de gestión signado por la crisis sanitaria, donde el coronavirus ocupó y ocupa un lugar central entre las preocupaciones ciudadanas, este es un activo central del gobierno. Esta es además la única dimensión de gestión donde el saldo es positivo entre los frentistas, un aspecto que coincide con el relativo reconocimiento a la gestión que han realizado explícitamente varios líderes de dicha fuerza política. En tercer lugar, una novedad del actual período es la relativa alta satisfacción con la gestión en seguridad. En clara contraposición a la última gestión Vázquez, hoy los uruguayos aprueban mayoritariamente el desempeño en esta área de política pública, existiendo un saldo de +19. Además, la evaluación en la gestión de seguridad presenta un crecimiento en los últimos meses. La tendencia es acompañada por los indicadores objetivos de criminalidad (como las tasa de homicidios), más allá que es asunto de debate académico y político si las causas de dicha baja se deben efectivamente a cambios en el enfoque de gestión o a los efectos de la reducción de la movilidad a causa de la pandemia y las medidas de distanciamiento social. En cualquier caso, estos datos significan una buena noticia para el gobierno, tomando en cuenta que antes de la pandemia la seguridad venía ocupando sistemáticamente el tope de las preocupaciones ciudadanas y que la opinión pública esperaba especialmente resultados favorables en esta dimensión al asumir el nuevo gobierno. Por último, la consolidación del liderazgo presidencial ante la opinión pública acompaña y probablemente contribuye a explicar parcialmente el saldo positivo de gestión. Se trata claramente de un fenómeno poselectoral, primero iniciado con una transición que recogió altos niveles de aprobación ciudadana (tanto por la actuación del presidente saliente como entrante) y luego definitivamente consolidado con el papel protagónico (de gestión y comunicacional) cumplido por Lacalle Pou en el marco de la emergencia sanitaria. De líder con saldo de popularidad neutro o levemente negativo, Lacalle Pou goza hoy de una amplia brecha positiva de imagen. Tiene 33 puntos más de simpatía que de antipatía entre los uruguayos y es por amplio margen el líder político preferido entre el electorado multicolor. Si bien la aprobación gubernamental no responde automáticamente a la popularidad del presidente, es claro que la sintonía emocional con el presidente constituye un ingrediente favorable para fortalecer el vínculo entre la ciudadanía y el gobierno en su conjunto. Hacia el 2º año de gestión: el cumplimiento de las expectativas socioeconómicas y el rápido control de la crisis sanitaria mediante las campañas de vacunación se perfilan como decisivas para sostener el crédito gubernamental ante la opinión pública. El segundo año de gestión se inicia con una brecha positiva de aprobación pero también con un escenario de alta complejidad para el gobierno. En primer lugar, el mismo día que se cumple un año de gestión coincide con el comienzo de la esperada campaña de vacunación contra el COVID-19. En la medida que esta campaña tenga efectos sanitarios rápidos y disminuyan las costosas medidas de distanciamiento físico sostenido, el gobierno habrá consolidado su posicionamiento en una de las dimensiones evaluativas que seguirán pautando, al menos, el primer semestre del año. Por otro lado, la factible progresiva normalización de actividades concentrará primordialmente la atención ciudadana en las demandas socioeconómicas, en un contexto que arrastra no sólo la grave recesión de 2020 sino también el enlentecimiento económico y la caída del empleo de varios años previos. En un contexto global que de la mano de la vacunación masiva avanza hacia la recuperación económica, los uruguayos se mostrarán factiblemente más predispuestos en 2021 a responsabilizar al gobierno de la marcha de la economía en comparación al singular 2020. Además, el gobierno seguirá teniendo el desafío de lidiar en el debate público con las críticas opositoras: el área socioeconómica es aquella donde el Frente Amplio más se ha focalizado en cuestionar la gestión y las críticas económicas son el motivo más frecuente de desaprobación entre el electorado frentista. Se plantea también como interrogante el formato de funcionamiento de la Coalición Multicolor y, especialmente, el vínculo entre el Partido Nacional y sus principales socios (Partido Colorado y Cabildo Abierto). En todo el primer año de gestión, el electorado multicolor se ha mostrado muy compacto en su apoyo al gobierno mientras paralelamente la coalición cumplió con los principales objetivos legislativos fijados para el primer año y mantuvo niveles de cohesión relativamente altos. Por otro lado, es factible que a futuro los socios menores comiencen a marcar mayores matices en busca de preservar una identidad propia de cara a las futuras competencias electorales. Si estas señales se incrementan sustancialmente en el correr del segundo año de gestión, se abrirá al gobierno el desafío de preservar el apoyo de un electorado de «segundo grado», que eligió al presidente en el balotaje pero no en primera vuelta. En cuanto a la tendencia evolutiva más factibles, desde la reforma constitucional de 1996 y más allá de matices, los ciclos de aprobación de gestión en Uruguay se caracterizan por gobiernos que comienzan con un capital relativamente alto, posteriormente sufren un desgaste (propio del paso del tiempo y de la imposibilidad de satisfacción de demandas contrapuestas) y finalmente mejoran con la cercanía del ciclo electoral. Por ello, para el gobierno sería una buena noticia llegar al fin de su segundo año de gestión con niveles similares al actual mientras que la oposición habrá ganado un posicionamiento interesante pensando en 2024 en caso de producirse un declive significativo de la aprobación. Vale recordar que esta es una de las razones principales por las cuales es relevante realizar un seguimiento continuo de la relación entre ciudadanía y gobierno: la evaluación retrospectiva de gestión tiene un impacto considerable en las chances de que los gobiernos renueven sus mandatos o, alternativamente, se produzca una alternancia partidaria.

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