Por Julieta Villar
El Adviento es un tiempo especialmente dedicado a preparar el corazón para la Navidad. Las distintas celebraciones de esta etapa del año van trazando un camino hacia ese momento de gozo por la llegada del Salvador, y los diferentes aspectos de la liturgia buscan simbolizar esa espera.
Hoy te traemos algunas sugerencias para elegir la música que acompañe las celebraciones de las cuatro semanas de Adviento, que este año comienza el próximo domingo 3 de diciembre.
La época de Adviento puede dividirse en dos partes: la primera, desde el primer domingo hasta el 16 de diciembre inclusive, se centra en la segunda venida de Cristo al final de los tiempos; la segunda, del 17 al 24 de diciembre, está enfocada concretamente en su primera venida, cuando se hizo uno de nosotros y nació en Belén.
El tono de la primera parte es de preparación y súplica al Señor para que “venga a nosotros”, mientras que en la segunda parte, junto a María y a José, disponemos nuestros corazones para su nacimiento.
En cuanto a la música, al ser el Adviento un tiempo de sobriedad, que contrasta con la explosión festiva y ornamental de la Navidad, se permite el uso de instrumentos siempre que sea con moderación o, de acuerdo al Ceremonial de los Obispos, “sin que se anticipe la alegría plena de la Navidad” (CE 236).
No es un tiempo tan austero como la Cuaresma. Por eso, a diferencia de ella, en Adviento se canta el Aleluya. Sin embargo, durante sus cuatro semanas no se canta el Gloria, excepto en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y en la fiesta de la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre).
Para la selección de los cantos prevalecen los del tiempo ordinario, recordando siempre suprimir el Gloria.
Los diferentes momentos de la Liturgia marcan la espera, y con ella la esperanza en el Señor.
En el caso del Salmo, se recomienda cantarlo, o al menos la antífona de respuesta o estribillo.
Durante todo el tiempo de Adviento se deben evitar los villancicos y reservarlos para la llegada de la Navidad. ACI prensa