En torno al documento Fiducia Supplicans recientemente firmada por el Papa Francisco, se regulariza la situación de bendiciones a parejas con AMS (atracción al mismo sexo). Debemos considerar la cantidad de medios de prensa haciendo eco sobre la noticia, y que muchos de ellos no supieron interpretar lo que significa la bendición, y otros muchos con ‘fake news’, osea, desinformando directamente por querer hacer las noticias un moco más llamativas. También muchos fieles y algún sacerdote molesto o confundidos por el bombardeo mediático, por eso la necesidad de explicar el documento.
La realidad de lo que pasa en la Santa Sede en torno a las parejas con AMS (atracción al mismo sexo), siguen siendo las mismas de siempre, no se ha infringido en error ni en herejía. Pues antes de pasar a explicarlo, queremos mostrar que nuestro Santo Padre no está a favor del homosexualismo e incluso ha sido muy severo en la exhortación apostólica Amoris Laetitia diciendo:
«En el curso del debate sobre la dignidad y la misión de la familia, los Padres sinodales han hecho notar que los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio, «no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia […] Es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el “matrimonio” entre personas del mismo sexo»[1]
Cuando se habla de bendición para parejas homosexuales en la carta Fiducia Supplicans, es como para cualquier hijo de Dios que necesita la bendición, como por ejemplo para vivir en continencia. No se están permitiendo cosas que antes no se podían, simplemente se hacen aclaraciones sobre la práctica que la Iglesia viene haciendo ya desde hace tiempo.
El concepto de matrimonio no se agrandó, se agrandó el concepto de bendición, que no legitima la condición homosexual, sino una bendición que se entiende de la misma manera que se puede «bendecir en una prisión, o en un centro de desintoxicación»[2], o cuando se pasa por una clínica de aborto, o cualquier situación donde se desea que la gracia de Dios está ahí y cambie esa realidad.
Es la bendición de un sacerdote que dispone a las personas para dejarse cambiar por Dios, no una legitimación que, de por sí, siguen siendo irregulares. El mismo documento dice que no cambia la doctrina de la Iglesia e incluso, la bendición no puede ser a través de un rito y si esa bendición es causa de escándalo, tampoco se debe dar.
Un ejemplo de bendición a una pareja puede ser «que Dios los ilumine, y los proteja, y los lleve por la senda de la continencia en el nombre del padre…» Que incluso, estas bendiciones también las da un papá o mamá a sus hijos.
No se debe negar una bendición en virtud de la misericordia de Dios que acogió a todos pecadores, ya sea cualquier persona, y lo vemos en la parábola del hijo pródigo, que antes de que el hijo diga su arrepentimiento, «su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.» (Lucas 15, 20)
Otro ejemplo que trajo muchas confusiones, es el caso de recibir el bautismo para las personas transexuales, y la Iglesia lo permite, con las mismas condiciones que el resto de fieles, que son:
«…se requiere que haya manifestado su deseo de recibir este sacramento, esté suficientemente instruido sobre las verdades de la fe y las obligaciones cristianas y haya sido probado en la vida cristiana mediante el catecumenado; se le ha de exhortar además a que tenga dolor de sus pecados.»[3]
Pues no es que se liberó y ahora se puede bautizar a cualquiera en cualquier situación, sino con las mismas condiciones de siempre. Simplemente se hicieron aclaraciones magisteriales para una buena práctica cristiana.
Sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo y el bautismo a transexuales
