Willman Martínez, otro vecino de la zona desde hace 25 años, compartió su preocupación por el cambio que ha vivido el barrio en poco tiempo. “Esto no era así. Al principio era muy tranquilo, pero desde hace unos cinco meses, todo cambió de golpe”, indicó.
Para Martínez, el problema va más allá de los robos. Se trata de una sensación de desprotección que cala hondo en quienes, como él, buscaron en La Macana un lugar para vivir con tranquilidad. “Parece que el delincuente tiene más derechos que quien ha trabajado toda su vida. Uno se jubila, quiere un poco de paz, y termina durmiendo con miedo”, dijo con firmeza.
Ambos vecinos coincidieron en que la tecnología ha sido mal utilizada por quienes cometen estos delitos, aprovechando cámaras o redes sociales para vigilar a los habitantes y saber cuándo se ausentan. “Nos observan. Saben cuándo no está la camioneta, cuándo se apaga una luz. Y ahí entran”, afirmó Soca.
Un llamado a la prevención para evitar males mayores
Durante la reunión con la Policía, los vecinos insistieron en la necesidad de reforzar la presencia policial y mejorar la respuesta ante las denuncias. También expresaron su temor de que una situación desbordada pueda derivar en actos de justicia por mano propia. “Nos podemos controlar una vez, dos veces, pero si esto sigue así y no hay respuestas, alguien va a reaccionar mal. Y nadie quiere llegar a eso”, advirtió Martínez.
El mensaje fue claro: la comunidad está dispuesta a colaborar, pero necesita sentir que hay un respaldo institucional. Pidieron que se realicen patrullajes más frecuentes, que se instalen cámaras de vigilancia en los puntos más críticos, y que las denuncias tengan seguimiento real.
Autoridades escucharon, pero vecinos esperan acciones
Desde la Jefatura de Policía de Florida, se tomaron nota de los reclamos y se comprometieron a revisar las actuaciones en la zona. Sin embargo, para los habitantes de La Macana, las palabras ya no alcanzan. “Queremos ver patrullas. Queremos poder dormir sin mirar la puerta cada dos por tres. Queremos vivir como antes, sin miedo”, dijo uno de los asistentes.
El barrio de MEVIR La Macana es reflejo de una preocupación que trasciende esta comunidad: la lucha constante entre el deseo de vivir en paz y la realidad de una inseguridad que muchas veces golpea donde más duele, en la intimidad del hogar.