Entrevista con representantes del sector agropecuario sobre el comunicado emitido recientemente
Buenos días, muchas gracias por el tiempo. Quisiera comenzar preguntando, ¿cómo impacta la situación actual del dólar en el trabajo y la producción rural?
— La verdad es que nos genera una preocupación que ya viene de larga data y que hemos estado reclamando reiteradamente. La situación actual nos obliga nuevamente a pronunciarnos, tal como lo hicimos en años anteriores cuando se presentaron problemas similares. El impacto es muy fuerte.
Recordemos que mientras la evolución del dólar esté por debajo de la evolución de la inflación, se genera una pérdida de competitividad y de poder adquisitivo en todo el sector productivo, lo cual limita muchísimo nuestras posibilidades de avanzar y, sobre todo, frena el crecimiento económico.
Cuando el gobierno habla de la imperiosa necesidad de que el país crezca a tasas mayores, para que eso ocurra es fundamental generar condiciones competitivas que permitan reactivar todo el sector productivo y desencadenar un proceso virtuoso. Hoy, lamentablemente, eso no está sucediendo.
Por eso decimos que si realmente queremos que ese crecimiento comience, es necesario cambiar la manera en que se manejan los temas macroeconómicos para crear esas condiciones. Nosotros apoyamos la baja de la inflación y la libre flotación del dólar, pero lo que está ocurriendo es que el dólar flota dentro de un marco sesgado, con un anclaje particular.
Además, la tasa de interés en pesos —especialmente la letra de regulación monetaria— genera un ambiente que sostiene este anclaje del dólar, y creemos que eso debe ser revisado urgentemente.
Por otro lado, la forma en que se manejan las empresas públicas respecto al tipo de cambio también afecta la transparencia cambiaria. Por ejemplo, ANCAP, que es la empresa pública más grande, cobra en pesos pero debe comprar petróleo en dólares, lo cual influye significativamente en el tipo de cambio oficial.
En este sentido, creemos que hay varias acciones que se pueden tomar desde el punto de vista macroeconómico y del manejo cambiario, además de las medidas estructurales de mediano y largo plazo, como la reducción del déficit fiscal.
En este nuevo gobierno aún no vemos señales claras en ese sentido, y nos preocupa mucho. Es urgente que se comiencen a implementar medidas para disminuir el déficit, porque sin ese compromiso nunca se logrará superar esta situación.
Finalmente, una cuestión que nos afecta directamente como sector productivo es la imposibilidad de trasladar los costos derivados del dólar atrasado a los eslabones siguientes de la cadena. Esto hace que nuestro margen se reduzca considerablemente, afectando los resultados económicos.
Esta carga excesiva sobre el sector productivo debería ser compensada, al menos en el corto plazo, desde el punto de vista fiscal, para aliviar esa “mochila” que lleva el sector y mitigar el efecto de esta “enfermedad económica” que afecta a Uruguay: el dólar atrasado y el déficit fiscal.
De esta forma, se podría reactivar el sector productivo, con todos los beneficios que eso traería para la economía nacional, permitiendo salir del círculo vicioso actual y comenzar un círculo virtuoso que represente un beneficio para toda la sociedad.