COVID-19 en Uruguay del 13 de marzo al 13 de setiembre

A un año y medio de declarada la Emergencia Sanitaria, el 13 de marzo de 2020, el director general de la salud del Ministerio de Salud Pública (MSP), Miguel Asqueta, realiza un recorrido por estos meses, dando cuenta de la respuesta de Uruguay ante la misma y los nuevos desafíos que se avecinan. Según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Uruguay se encuentra en el nivel uno de trasmisión comunitaria, lo que implica cierto control que se ve reflejado en aspectos como el número de contagios diarios y los casos que requieren atención médica en cualquiera de sus niveles de atención, entre otros.

Si bien se registró una «gran ola» que duró varios meses, luego esta comenzó a decrecer hasta llegar a la situación actual, «controlada, expectante», pero que no se debe descuidar para que no se «pierda» todo lo que se ha ganado: «una de las cosas que aprendimos durante esta pandemia es que las epidemias producidas por virus – sobretodo respiratorios, de contagio aéreo e interpersonalnunca va a estar del todo controlada hasta que esté toda controlada». Es el control relativo logrado lo que ha permitido que Uruguay vaya retomando las actividades de la vida cotidiana, laboral, social, cultural y asistencial en lo sanitario.

Trece días después de asumir la nueva administración sobrevino el primer caso. Se declaró la Situación de Emergencia Sanitaria mientras se observaba cómo el virus migraba desde el extremo oriente, por la ruta europea, africana, cómo atravesó el Atlántico y llegaba a las Américas. Para ese momento había algunas aproximaciones de respuesta por parte de la OMS. En una primera instancia hubo que reforzar, consolidar y apostar a los recursos humanos, tomando como base la estrategia de testeo, seguimiento y aislamiento de los casos, que se puso en marcha a partir del mismo 13 de marzo. En esa fecha, el laboratorio del MSP era el único lugar en el que se diagnosticaba, mediante la técnica de PCR, la covid-19.

Luego se multiplicó esa capacidad, lo que, sumando otros tipos de testeo, se tradujo en una respuesta de 20.000 tests diarios. En el acumulado hoy, son más de 3.000.000 de tests realizados. Para al área asistencial se realizaron capacitaciones para enfermeros, laboratoristas y médicos. Como refuerzo también se capacitó personal para que pudiera asistir de modo excepcional, en caso de ser necesario, en las áreas de cuidado intensivo y así evitar el desborde del sistema como sí sucedió en varios países del mundo. Había 650 camas de cuidados intensivos en todo el país y se aumentaron a 1000 con el personal necesario para monitorearlas y asistirlas. Estas fueron todas medidas efectivas para poder dar respuesta a la primera ola de covid-19. También se tuvo en cuenta la dotación de insumos materiales como respiradores, camas, medicamentos, que fueron proporcionados por el MSP en algunos casos, y en otros, la cartera hizo la intervención necesaria para que los prestadores de salud pudieran adquirir los que necesitaran a mejor costo. La respuesta del primer nivel de atención fue excepcional, con gran complementación entre lo público y privado. El esfuerzo por dar la mejor respuesta a la pandemia repercutió en la atención de otras patologías no urgentes que fueron postergadas como los controles de personas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias, hipertensión, sobrepeso, diabetes, intervenciones quirúrgicas, las que hoy son una preocupación para el MSP. Ya fueron aprobados los planes que presentó cada prestador para zanjar esta demora y se espera que para febrero del año que viene no haya rezagos consecuencia de los efectos de la covid-19 en nuestro país.

Actualmente está en marcha el Plan Nacional de Vacunación Contra Covid-19 con una muy buena adhesión de parte de la población. Uruguay formaba parte del mecanismo COVAX, dispuesto por la OMS, pero cuando se visualizó su posible fracaso, el Poder Ejecutivo se dispuso a dar pelea entre los países poderosos por la obtención de las vacunas contra covid-19. En febrero comenzaron a llegar de forma sistemática e ininterrumpida. En cinco meses se llegó al 70% de la población objetivo con el esquema completo de vacunación, dos dosis; una buena vacunación que trajo aparejada el descenso de casos. También se dispuso la vacunación con terceras dosis, a modo de refuerzo de la vacunación primaria, y la administración de la vacuna en adolescentes de entre 12 y 18 años, lo que sitúa a nuestro país en un lugar pionero en este aspecto. Actualmente la Academia está analizando las patologías que presentan algunas personas que transitaron la enfermedad, que van desde trastornos gastrointestinales y respiratorios hasta neurológicos, para saber cuál es la mejor respuesta desde la asistencia sanitaria que se debe dar.

También se trabaja sobre otros problemas graves que ya estaban presentes antes de la irrupción de la covid-19 en Uruguay, como el control de las enfermedades no trasmisibles o la salud mental, para la que existe el «Plan Nacional de Salud Mental 2020-2027» que plantea un abordaje integral de estos padecimientos con algunos ejes centrales como la prevención del suicidio, las adicciones o la creación de centros diurnos, casas de mediana y larga estadía para personas con este tipo de patologías. Para el abordaje de patologías cerebrales – especialmente los ataques cerebro vasculares, que son de las primeras causas de discapacidad en nuestro país- , ya está en marcha la implementación de la trombectomía, a través del Programa de Salud Cerebral. Se debe además redefinir el abordaje de patologías como la diabetes o el sobrepeso y la obesidad, enfermedades que provocan discapacidad y mayor letalidad. La telemedicina es otro avance que se está reglamentando en conjunto con al Organización Panamericana de la Salud y dotando de mayores insumos para que sea incorporada como una opción más de respuesta a nivel asistencial. MSP

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