Entre Ministros y Ricarditos

En esta semana hemos sido testigos impávidos de la renuncia al Ministerio de vivienda Sra. Irene Moreira.

Con razón o sin ella, todo está laudado, hubo un enroque y fue sustituida por el diputado Lozano, muy buena persona también.
Ayer nomás, vimos, como Oxa b12 mediante y tickets falsos , renunciaba el Sr Director de Convivencia, Santiago Gonzalez, aburrido del juego sucio de la política, que le ha producido más que un dolor de “ ciática” según sus propias declaraciones y se bajó del pingo.
Si bien en el momento de escribir estas líneas, no se ha nombrado sustituto, no duden pronto lo habrá, ya que la renuncia fue indeclinable.
El desfile de renunciantes y sustitutos no tiene fin.
Es evidente que existe un problema de sintonía entre el presidente, ministros y la oposición manijera.
Pero hay algo que no tiene sustituto y también renuncia al país y eso produce un gran dolor, mayor a las tristes renuncias, que implican un “ ya no puedo más”.
El “ Glorioso y eterno Ricardito” desaparece.
Yo entiendo que cada vez eran más chiquitos, pero nunca los imagine extinguidos, ni menos renunciantes.
¿Quedó en el país alguien sin probarlo?
A menos que compre los últimos y los meta en el frezzer, mis nietos no conocerán ese placer que era sentirlo deshacerse en la boca.
Pero me empiezan a surgir algunas dudas con la Empresa Mexicana Bimbo, que era la responsable y que compró la distribución de chocolate.
Tengo entendido, que la empresa Bimbo está apuntando sus cañones comerciales a la fabricación de pan de molde para Argentina, que dicho sea de paso un uruguayo en Buenos Aires lo compra a menos de la mitad de precio que en góndolas orientales.
Cuentan que Bimbo pagó U$ 30.000.000 de dólares americanos por Plucky- Ricard.
También se filtró que desde México envían partidas de dinero para incentivar los retiros de los distribuidores.
No quiero pensar mal, pero los datos hacen volar la imaginación.
No tuvimos chocolate para huevos de pascua, ni conejitos, desde tierras del Chavo del 8 pagan e incentivan con dinero a distribuidores, dos veces al año para el retiro en Montevideo y le venden el pan a los hermanos del plata que aquí vale el triple que en la capital federal.
Además de extrañar el producto por estos lares, algo huele mal en la tierra de Emiliano Zapata.
En buen romance quedan sesenta y dos familias sin fuente laboral
Y eso deja un gusto amargo en la boca.
Y no es propio de un Ricardíto.

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