Heraclio Labandera: Astori se retiró

Luego de mucho ruido, renunció a su banca senaturial el contador Danilo Astori. Un hombre con mejor prensa que popularidad, tuvo sus momentos de oscuridad de los que se perdonan solo a los que son de izquierda.
Al final Danilo Astori entregará el trono. Muy cuestionado por tener su cargo y un suplente que lo sustituyó como Senador todo el tiempo de su licencia,
Danilo Astori es parte de la herencia capitalista confiable del primer gobierno de Tabaré Vázquez, y fue el reaseguro para los organismos internacionales de que Uruguay no terminaría en un desastre económico como el Chile de Salvador Allende.
De hecho, su nombramiento Vázquez lo hizo nominalmente en Washington,, antes de asumir su primer gobierno, lo que tranquilizó a los burócratas del FMI.
Es difícil juzgar en pocas líneas una gestión de 15 años, a quien fuera el zar económico de los gobiernos del FA, pero dejó algunos hitos memorables.
Su principal creación fue el IRPF para trabajadores y jubilados, y cuando fue declarado inconstitucional que ese tributo lo abonasen los pasivos, sin que se le moviese un pelo -ahora que está de moda hablar de pelo- hizo una triquiñuela semántica, recreó el impuesto bajo otro nombre, lo rebautizó como IASS y lo puso de nuevo en sus cuentas.
Está claro que en eso fue consecuente con las actitudes de los suyos, respecto de la voluntad popular que no conviene al poder.
Durante su extensa gestión -al frente o tras bambalinas- aumentó la deuda externa hasta la estratósfera, provocando un problema que arrastramos hoy como el déficit fiscal y la inflación.
Baste decir que durante su primera gestión, al país le generó cada año de mandato, el endeudamiento que nos permitió sortear aquella jornada tétrica del 2002, cuando dependimos de un avión cargado de dólares enviado en préstamo por George Bush Cada año de gestión suya, nos endeudó en un avión de ésos.
En su defensa se podrá decir que evitó las locuras del socialismo más profundo del FA, o que fue el único dirigente frenteamplista que se atrevió a reconocer que su partido tuvo graves casos de corrupción, o que salvó para la familia que algún troglodita capitalista se hiciera con museo propio.
Cómo en alguna ocasión dijo la inefable Constanza, es lo que había para comprar.
Tuvo algunas agachadas de infausta memoria, como la de tener por años a una empleada “en negro”, cuando al resto de los trabajadores se le persiguió hasta abajo de la cama por la evasión, o la de alentar el nepotismo al ubicar a su esposa en un lugar de privilegio, pero al lado de otros desaguisados cómo el del colchón, los títulos truchos y la Arena mega millonaria, son paparruchadas olvidables.
Con su retiro se cierra una época, de socialismo confiscatorio pero con perfume, instalando una filosofía que destila en otros ámbitos, al generar una forma de tributar que desalienta trabajar más y con mejores sueldos, y alimentó cómo pocos la lógica del pobrismo.
Fue un verdugo tributario, de buenos modales y con corbata, además del único gobernante del FA que realmente echó las bases socialistas para una sociedad pobre.

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