El futbolista de Peñarol, Javier Méndez, recorrió 100 kilómetros desde Montevideo hasta la Capilla de San Cono en Florida para cumplir una promesa que había hecho tras lograr el campeonato uruguayo. Con gran devoción y humildad, Méndez llegó hasta este emblemático lugar de la ciudad para agradecer por la obtención del título y dejar como ofrenda su indumentaria deportiva.
El gesto fue un acto simbólico de gratitud por los logros conseguidos en su carrera y un recordatorio de la importancia de la fe en su vida personal y profesional. La Capilla de San Cono, conocida por ser un centro de espiritualidad y recogimiento, fue el lugar elegido por el futbolista para cumplir con su promesa de manera solemne.
Méndez, acompañado por algunos de sus seres queridos, fue recibido con afecto por los fieles presentes en el lugar. El acto trascendió como un ejemplo de humildad y compromiso con la fe, más allá de su rol como deportista de alto rendimiento.
Este tipo de gestos, cargados de simbolismo, demuestran la conexión que los futbolistas pueden tener con sus creencias y la importancia de mantenerse fieles a sus principios, incluso al alcanzar grandes logros en su carrera.