• 29 de septiembre de 2023

Martha Oguez: Secreta animación

Jun 23, 2023

Para Eugenia


La casa estaba en silencio. Sus moradores salieron a sus trabajos y actividades diarias.
El hogar era grande, sus ventanas y puertas cerradas. Apenas entraban algunos pequeños rayos de sol por alguna persiana medio cerrada.


De pronto, un ruido despertó el silencio. Provenía de la cocina. Una gran caldera de metal muy brillante empezó a llamar a sus amigas. Así la cafetera salió de su estante y una olla regordeta se unió a aquella banda que tomó cucharones y coladores; comenzó un ruido infernal al que se sumaron otros utensilios. El colador sacudía los tenedores y cuchillos que sonaban como una música chillona que sumados a los pseudo tamboriles de metal de ollas y cacerolas que marchaban en primera línea, componían la anti melodía. Se sumó al alboroto un grupo de cucharitas de postre que saltaban y bailaban al compás de la supuesta música. Siguieron al comedor y así se unieron los bonitos portarretratos que la dueña de casa tenía en sus muebles.
Simbólicamente, gran parte de la familia de humanos participaron del multi desfile.


Siguieron y siguieron su desfile y llegó el momento de éxtasis total. Las almohadas y almohadones de adorno se volvieron locos y empezaron sus danzas trepando unos sobre otros. Algunos se rompieron y empezó el aire a llenarse de plumas.


Todo era un caos que podía ser divertido para los bailarines de tal forma que los sartenes contagiados de tanto entusiasmo se tomaron de sus mangos y giraban sobre sí mismos siguiendo el ritmo. Ya en los dormitorios invitaron a las alfombras que volaron por el aire. Los bailarines se subieron a las alfombras voladoras formando una coreografía muy especial.


Así la cosa, se sintió la música del moderno timbre de la casa. La tal singular banda musical se detuvo por un momento y luego como si hubieran recibido una orden prontamente volvieron a sus lugares de origen.
¡Silencio total! Nada se movía.


Luego se sintió la puerta de casa y una voz, la de una abuela, que decía: ¡No hay nadie y abrí con mi llave! ¡Todo en orden, como siempre!

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