En un emotivo evento que congregó a cientos de fieles provenientes de todos los rincones del país, se llevó a cabo la Peregrinación a la Virgen de los Treinta y Tres en la Catedral Basílica de Florida. La jornada estuvo marcada por diversas actividades, destacando la santa misa celebrada en la escalera de ingreso al Santuario Nacional de la Virgen de los 33.
La celebración eucarística fue presidida por el Arzobispo de Montevideo, el Cardenal Daniel Sturla, quien instó a los presentes a ser «defensores de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural». En su discurso, el Cardenal alertó sobre una posible campaña para imponer la eutanasia en la legislación, llamando a no dejarse engañar por artimañas que pongan en riesgo el valor de la vida.
«Sigamos siendo constructores de paz en nuestra familia y sociedad. No queremos ninguna grieta que nos divida, aunque pensemos y votemos distinto, somos orientales», enfatizó Sturla, haciendo un llamado a la unidad y a superar las diferencias en pos de un bien común.
El Cardenal también dedicó palabras de esperanza y solidaridad a diversas situaciones de conflicto en el mundo. «Pedimos la paz para Ucrania, para Tierra Santa. Reflexionemos hoy en los israelitas secuestrados y los civiles que están muriendo en Gaza», expresó, destacando la importancia de la paz mundial y el fin de los enfrentamientos bélicos.
El evento culminó con la Beatificación de Monseñor Jacinto Vera, primer Obispo de Montevideo, una ceremonia emotiva que honra la figura religiosa y su contribución a la comunidad. La presencia de todos los obispos del país en la santa misa solemne resaltó la importancia del acto litúrgico, consolidando la relevancia de la Virgen de los Treinta y Tres en la fe del pueblo uruguayo.
La peregrinación, que atrajo a fieles de todos los puntos del país, se erigió como un símbolo de unidad y devoción, resaltando la importancia de la fe en la vida de la sociedad. La figura de la Virgen de los Treinta y Tres sigue siendo un faro de esperanza y paz para aquellos que buscan consuelo y fortaleza espiritual en tiempos desafiantes.
