Un hito histórico para la medicina veterinaria uruguaya: un perro recibe el primer marcapasos en el país, gracias a la colaboración entre especialistas de distintas áreas.
En un avance sin precedentes para la medicina veterinaria uruguaya, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República realizó con éxito la colocación del primer marcapasos a un perro en Uruguay. El protagonista de este hecho histórico es Policarpo, un perro de 13 años que padecía una arritmia grave que ponía en riesgo su vida.
Policarpo llegó a la clínica de la Facultad tras presentar síntomas graves como desmayos, caídas frecuentes y un cansancio extremo. Paula Montagne, su dueña, se dio cuenta rápidamente de que algo no estaba bien. “Empezó a caerse y desmayarse. Sabía que algo urgente debía hacerse”, comentó Paula, quien había adoptado a Policarpo en 2012, rescatándolo de una situación de abandono. Tras una serie de pruebas, el diagnóstico fue claro: Policarpo sufría de un bloqueo atrioventricular de tercer grado, una condición que afecta la capacidad del corazón para bombear sangre de manera eficiente y que, de no ser tratada, lleva a la muerte en poco tiempo.
El Dr. Alejandro Benech, responsable del Área de Cardiología de la Facultad de Veterinaria, llevaba tiempo pensando en la posibilidad de implantar marcapasos en animales, pero la falta de marcapasos adecuados y la necesidad de colaboración con cardiólogos humanos habían frenado la iniciativa. Sin embargo, el deterioro de la salud de Policarpo llevó a Benech a tomar la decisión de buscar una solución inmediata.
“Cuando vi que Policarpo seguía vivo y con tanta energía a pesar de su condición, supe que debíamos actuar para salvarlo. Pensé que no pasaría el verano, pero su voluntad de vivir me dio la fuerza para buscar ayuda”, explicó Benech.
Para llevar a cabo la operación, Benech necesitaba la colaboración de un cardiólogo especializado en seres humanos, ya que los marcapasos utilizados en estos procedimientos deben ser reciclados de pacientes humanos. Tras varios intentos fallidos de contactar a cardiólogos de humanos, Benech encontró en Dr. Alejandro Cuestas la respuesta que tanto había buscado. Cuestas, junto con su equipo de cardiólogos, se unió a los cirujanos veterinarios de la Facultad para llevar a cabo la cirugía.
El procedimiento fue complejo. En primer lugar, se realizaron pruebas previas para asegurar que Policarpo pudiera tolerar la cirugía. Afortunadamente, los resultados fueron positivos. “Sabíamos que era un riesgo, pero era la única opción para darle más tiempo de vida”, explicó Benech.
El marcapasos reciclado utilizado en Policarpo fue implantado con éxito, lo que permitió que su corazón recuperara su ritmo normal. La operación, que se realizó en enero de este año, tuvo un éxito rotundo, y Policarpo, al cabo de unos días de recuperación, comenzó a mostrar signos de mejoría. “Lo primero que notamos fue que dejó de desmayarse, ya no caía como antes. ¡Fue increíble!”, comentó Paula, su dueña, con evidente emoción.
El marcapasos utilizado en la cirugía es reciclado de pacientes humanos, una práctica común en muchos países debido a que los marcapasos tienen una vida útil limitada y, cuando se retiran, aún pueden ser reutilizados en animales. Este tipo de intervenciones ya se realizaban en otros países de la región, pero es la primera vez que se lleva a cabo en Uruguay.
A pesar del éxito de la operación, este tipo de procedimientos enfrenta varios desafíos en el país, principalmente en relación con el alto costo de los marcapasos. “Aunque la cirugía fue exitosa, el acceso a los marcapasos es limitado debido a su costo. Es un desafío, pero estamos trabajando en eso”, afirmó Benech.
A pesar de estas dificultades, el equipo de médicos está comprometido en seguir adelante con esta innovadora línea de tratamiento para animales. La colaboración entre especialistas en veterinaria y medicina humana ha abierto nuevas puertas para el tratamiento de enfermedades cardíacas en mascotas, lo que podría beneficiar a muchos animales en situaciones similares.
Para Benech y su equipo, el éxito de la operación de Policarpo no solo representa un avance en la medicina veterinaria, sino también un paso hacia la creación de un programa de cirugía cardíaca para animales en Uruguay, algo que antes parecía impensable en el país. “Este es solo el principio”, concluyó Benech. “El equipo de veterinarios está comprometido en seguir aprendiendo y capacitando a más profesionales para que puedan realizar estos procedimientos. Policarpo es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando hay voluntad y colaboración entre profesionales”.
Policarpo, que se ha convertido en un símbolo de esperanza y superación, seguirá siendo vigilado de cerca, pero hasta el momento ha demostrado que puede disfrutar de una vida plena y saludable gracias al marcapasos que lo mantiene con vida.
Este caso marca un antes y un después en la medicina veterinaria de Uruguay, demostrando que las fronteras entre la medicina humana y veterinaria pueden desdibujarse cuando se trata de salvar vidas.