Teresita Rodríguez: El hijo

Era una calurosa tarde de verano. Beto y su hermana van a la ciudad en moto. Al partir su padre les dice:
–Tengan cuidado en el tránsito.
–Sí, papá –responde Beto y parten.
El hombre quedó en sus tareas y, al caer la tarde, cuando el calor no era tan intenso, invitó a su esposa para ir al río y darse un baño. Ella aceptó, pero ocurrió algo extraño. Al llegar sintió una voz que gritaba “¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!”.
Preocupada dio vuelta y dijo a su esposo:
–Es Beto. Me está llamando.
Y él dijo:
–Imposible. No es tiempo de regresar.
Entraron al agua, pero la madre siguió preocupada. Aquella voz era la de su hijo, estaba segura.
De regreso a casa sentía una angustia que no podía ocultar.
Un poco más tarde llegó un auto de la ciudad y su corazón latió fuerte. Casi sin querer dijo “Mi hijo” cuando vio al vecino y preguntó:
–¿Qué le pasó a Beto?
El hombre contó lo sucedido: habían tenido un accidente.
Corrieron a la camioneta y se fueron rápido al centro de salud.
Al llegar los recibió, quien, con rostro preocupado habló:
–Hicimos todo lo posible, pero fue en vano.
Con profundo dolor, los padres se abrazaron y ella comprendió aquellos gritos que su corazón había escuchado un rato antes.

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