El caso de violencia doméstica que ocurrió el 23 de febrero, donde una mujer de 39 años fue brutalmente apuñalada por su pareja, pone en evidencia la persistente y alarmante violencia de género que afecta a nuestra sociedad.
El hombre de 36 años, pareja de la víctima, fue detenido en el mismo lugar de los hechos y formalizado al día siguiente, 24 de febrero, como autor de un delito de homicidio especialmente agravado por femicidio en grado de tentativa. La mujer fue trasladada de urgencia a un hospital local donde recibió atención médica debido a la gravedad de sus heridas.
Lo que podría parecer un caso aislado se convierte en una tragedia más en una larga lista de hechos violentos contra las mujeres, especialmente en el contexto del Día Internacional de la Mujer que se conmemora el 8 de marzo. Este tipo de violencia no solo afecta a las víctimas directas, sino que tiene un impacto devastador en todo el entorno familiar, en especial en los menores que presencian estos actos, como sucedió con la hija de la víctima, quien estuvo presente durante el ataque.
En una entrevista con Diario CAMBIOS, Camila Amaro, miembro del Colectivo 8M, abordó con gran preocupación la normalización de la “violencia machista” que ha tenido lugar en nuestra sociedad. Amaro destacó que lo más terrorífico de estos hechos no es solo la brutalidad con la que ocurren, sino que se han convertido en algo común, algo que ya no sorprende a nadie. Este fenómeno ”refleja cómo el machismo se perpetúa a través de la educación, las normas culturales y las actitudes sociales que minimizan o justifican la violencia de género”
Amaro hizo un llamado a reflexionar sobre la base de este comportamiento: una educación desigual, tanto en los hogares como en las instituciones, que no promueve el respeto y la igualdad de género. Señaló que, a pesar de los esfuerzos por crear conciencia, los cambios reales no han sido lo suficientemente profundos como para erradicar las conductas machistas desde sus raíces. Aseguró que el problema no es solo de la víctima, sino de toda la sociedad, y que se requiere una respuesta integral que involucre a todas las instituciones públicas y a la comunidad en general.
Uno de los puntos más críticos que tocó Amaro fue la falta de protocolos adecuados y de contención institucional para las víctimas de violencia. Expresó que, en este caso particular, no solo se falló en la atención inmediata de la mujer agredida, sino que también existe una carencia de recursos y de personal capacitado para ofrecer un apoyo psicológico y social a las víctimas y a sus familias. La menor involucrada en este caso, que fue testigo del ataque, quedó marcada por un evento traumático que requerirá atención psicológica especializada. Sin embargo, la activista cuestionó la eficacia de las políticas públicas y los recursos disponibles para dar seguimiento a estas situaciones de forma integral.
El Colectivo 8M, con más de 100 mujeres organizadas en grupos de apoyo, ha trabajado durante años en la creación de redes de contención para víctimas de violencia de género. Camila Amaro destacó que, en situaciones como esta, las mujeres se ven acompañadas por el colectivo, pero también reflexionó sobre el agotamiento emocional que provoca la constante lucha contra la violencia de género. Además, subrayó que la violencia de género no es solo un problema de las mujeres, sino un problema social que afecta a todos los miembros de la sociedad, desde los más jóvenes hasta los adultos.
La activista también criticó la falta de una respuesta más contundente por parte de las autoridades y las instituciones. A pesar de las leyes que existen para proteger a las víctimas, la falta de implementación efectiva de protocolos, recursos y apoyo institucional sigue siendo una barrera para lograr un cambio real. Amaro sugirió que es necesario un mayor presupuesto y una mayor formación de los profesionales encargados de atender estos casos, tanto en el ámbito de la salud como en el educativo y judicial.
Para el colectivo 8M, la clave para erradicar la violencia de género y los femicidios es la educación y la creación de una sociedad más igualitaria. Esto implica “cuestionar las actitudes machistas, los comentarios despectivos y las conductas misóginas que se normalizan en la vida cotidiana, y exigir que estos comportamientos sean cuestionados y corregidos”. En palabras de Amaro, es fundamental que todos asumamos nuestra responsabilidad para que esta situación cambie, desde nuestros hogares hasta nuestros lugares de trabajo y en la esfera pública.
A pesar de lo doloroso de la situación, el Colectivo 8M se mantiene firme en su compromiso de acompañar a las víctimas y sus familias, generando redes de apoyo y solidaridad. Este acompañamiento no solo se limita a la asistencia inmediata, sino también a la construcción de una sociedad más justa, en la que la violencia de género no sea tolerada ni naturalizada.
En conclusión, el intento de femicidio ocurrido en Florida resalta la urgencia de tomar medidas más efectivas y coordinadas entre las instituciones del estado y la sociedad civil. La violencia de género, especialmente el femicidio, sigue siendo un problema estructural que no puede seguir siendo ignorado. Se requiere un esfuerzo conjunto para prevenir, atender y erradicar la violencia machista, promoviendo una cultura de respeto y equidad para todos.
